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miércoles, 19 de febrero de 2014

"La travesía del Louvre", de David Prudhomme

Rebuscando con mi nieto entre estantes y tableros repletos de comics, en una tienda encantadora cercana a mi casa (mi nieto tiene vicio por los tebeos, afición alimentada por su abuela desde que nació, como antes hice con su madre), me topé con un precioso libro titulado La travesía del Louvre, de David Prudhomme. Lo primero que me enamoró fue la belleza de sus dibujos, pero mi encandilamiento fue total cuando comprobé que, efectivamente, se trataba de un recorrido por distintas salas del museo parisino. Los que me seguís habitualmente sabéis de mi afición por los interiores, y en especial por la pintura que reproduce talleres o salones donde se exponen cuadros. Me viene ahora a la memoria una obra fascinante que contemplé no hace mucho en el Museo del Prado, El archiduque Leopoldo Guillermo en su galería de pinturas en Bruselas, de David Teniers.















Pero volvamos a Prudhomme y su paseo por el Museo del Louvre. Parece ser que la editorial Futuropolis invita periódicamente a un dibujante francés a hacer un trabajo sobre la pinacoteca, y de ahí han surgido Les Sous-sols du Révolu, de Marc Antoine Mathieu; y Période glaciaire, de Nicolas de Crecy. En esta ocasión le ha tocado el turno a Prudhomme, que recorre las distintas salas del museo buscando a su mujer, de la que se ha despistado por atender una llamada al móvil.












Pero en su recorrido, más que fijarse en las obras de arte, fija su atención sobre los visitantes y sus diferentes actitudes ante ellas. Incluso muestra parecidos físicos notables. Un grupo abigarrado de curiosos observa a la Gioconda, y Prudhomme, al preguntarse qué ve la Mona Lisa ante ella, nos muestra al observador observado.









La travesía del Louvre me ha parecido un excelente modo de promocionar el Museo (¿existirá algo similar respecto al Museo del Prado?), pero sobre todo he disfrutado de la perspicacia, el sentido del humor y el talento artístico de este excelente dibujante.


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