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miércoles, 28 de noviembre de 2012

Gaugin: un viaje a lo exótico, en el Thyssen

El viaje como huida, la exclusión como opción vital, a veces es una cuestión de supervivencia. Gaugin abandona su vida pequeño burguesa y viaja al sur, en busca de una autenticidad que pretende encontrar en el primitivismo. Escribe en 1889: "Tú sabes que tengo sangre india, sangre inca, y eso se refleja en todo lo que hago. Es la base de mi personalidad. Intento confrontar la civilización podrida con algo más natural basado en lo salvaje". El Museo Thyssen ha planteado esta exposición como un viaje en el que Gaugin, siendo el protagonista, se ve acompañado por otros artistas contemporáneos que, de un modo u otro, también emprendieron un viaje, rompiendo con las amarras que les ataban a lo establecido.
















Así, a finales del XIX y principios del XX una serie de pintores se embarcaron en distintas aventuras personales y revolucionaron el lenguaje creativo. Confrontar los caminos de unos con otros es lo más atractivo que, a mi juicio, plantea esta exposición, al margen del indiscutible disfrute por la mera contemplación de tantas maravillas.











Como siempre, me resulta muy difícil seleccionar solo unos cuantos cuadros para mostraros. Encabezo el comentario con Parahi te marae (Ahí está el templo), un precioso paisaje de Tahití firmado por Gaugin en 1892. Debajo, otro óleo espléndido, Dos mujeres tahitianas, confrontado con un Adán y Eva firmado en 1902. Cuando se trata de exotismo no se puede obviar a Rousseau, capaz de crear un universo de exuberancias sin moverse de su estudio. En el epígrafe "Bajo las palmeras" podemos ver Paisaje tropical con un gorila atacando a un indio, firmado por El Aduanero en 1910, junto a Selva tropical y Under palm trees, dos espléndidos óleos de Emile Nolde firmados en 1914 y 1919.












Me entusiasma la libertad expresiva, el triunfo de la luz y el color, las puertas que Gaugin abrió a los expresionistas alemanes. De Otto Müller podéis ver sobre estas líneas Two female nudes in a landscape, de 1922, y de Franz Marc un cuadro que me entusiasma, Blue fox, firmado en 1911.














Atrapados por lo exótico, los artistas intentan plasmar la belleza de lo diferente a través de nuevas fórmulas, dejando que los colores fluyan libremente, ensayando, tratando de captar la exuberancia sin atender a más cánones que su propia impresión. "El artista como etnógrafo", En 1902 Gaugin pinta Muchacha con abanico. Ocho años antes firmaba el que es, para mi, uno de los cuadros más potentes de esta muestra, Thaitian woman, que os muestro a la derecha. Y por ahora termino con dos de los diez retratos de Nativos de los mares del sur que realizó Emil Nolde entre 1913 y 1914.













4 comentarios:

  1. La exposición reune obras maravillosas pero le falla el criterio. Junto al exotismo haitiano aparece unos maravillosos Kandinsky de tema árabe y un Delaunay "La gran portuguesa". Alucinante.
    Creo que es el fallo principal de la exposición aunque se le puede perdonar aunque sólo fuera por los estudios casi etnológicos de Nolde y las dos obras de Marc.

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    1. Si te soy sincera a mi también me chocó la presencia de los Delaunay. El argumento sería su "viaje hacia el color" pero, si es así, en ese saco cabría media historia de la pintura. Quizá los expertos encuentren más razones que a mi se me escapan. En cualquier caso, estoy contigo, la exposición reúne muchos tesoros. Un abrazo fuerte

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  2. Gracias Sol por tu blog. Entrar en tu casa a estas horas y formarme me relaja. Aprendo muchísimo. ¡Sigue!

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    1. Gracias a ti, Enrique, eres un encanto. Aprender no aprenderás nada, pero si disfrutas de las cosas que comparto me doy por muy satisfecha. Un abrazo muy fuerte.

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