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viernes, 9 de enero de 2015

Jeff Koons en el Pompidou

Aquí os traigo a Jeff Koons, uno de los dioses del arte contemporáneo, adorado por galeristas, museos y coleccionistas de medio mundo, rey de las salas de subastas junto con su amigo Damien Hirst (aquel que vendió por una millonada en una prestigiosa sala de subastas un tiburón disecado metido en una urna); aquí os traigo a Koons, decía, para que también nosotros podamos extasiarnos con la obra que estos días está exponiendo en uno de los museos más prestigiosos de París, el George Pompidou.























Sus obras me dejan sin palabras, así que me ahorraré calificativos. Informaros, eso sí, de que a partir del verano podremos disfrutarlas en el Guggenheim de Bilbao. Como se trata de retrospectivas, quizá me acerque por tratar de adivinar de dónde proviene inquietud tan singular, quizá de una infancia infeliz en la que tenía prohibido disfrutar de los dibujos animados. Pudiera ser.















La que seguramente no podrá exponerse será esta que veis más abajo, el simpático cerdito franqueado por dos pingüinos y cargando con un barrilito de licor, tipo San Bernardo, acercándose a una esquiadora tendida en el suelo. Parece ser que el juez la ha retirado del Pompidou al considerarse un plagio de un producto publicitario. Felices ocurrencias.


6 comentarios:

  1. Cuando niño, tenía servidor una hucha con forma de cerdito, muy parecido a este de Koons; era de barro cocido y tenía una ranura en el lomo, mucho más reversible de lo que se pudiera pensar. Mi precoz inclinación al arte se manifestaba a través de querencias como esta: otros coleguillas guardaban los ahorros en cajas de cartón o en botes de conserva vacíos. Yo, no: siempre sentí una inclinación por los cerdos de juguete.
    Los putti porquerizos, pues que estaban mejor con su putti mamá (debiera saber esta dama que los cerdos pueden llegar a morder a los niños..., y a los putti).
    CIerra la secuencia otro cerdo-sambernardo con su barrilito debajo de la papada, quizá hawaiano (lleva un collar floral.., pero es cierto que pudiera no tratarse de un cerdo aborigen sino de un turista agasajado a pie de escalerilla y...; pero dejo estos detalles que iban a servir de poco para una crítica de arte objetiva).
    Un pingüino terciado, en esa actitud entre circunspecta y atenta que caracteriza a esos pájaros australes, parece que asiste al cerdo-sambernardo. No me cuadra la actitud de la maciza enmallada, que reposa tendida sobre la nieve con cara de beatitud y hasta de sensualidad... No sé. En todo caso, una obra de arte superior, sí señor.
    Popeye, los globos y el orgánico Hulk, directamente al cubo de la basura.
    Me parece bien la torre de macro-plastilina policroma. Y el cuadro de la pareced, me mola.
    Dejo para el final la joya de la corona: el barrenero de cuarzo. Me falta la escala pero es una obra de arte superior. En realidad, la única que me hubiese llevado a casa. Estimulante.

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    1. Una amiga propone estas maravillas como ninots en las Fallas valencianas, Gran idea!!!! Al fuego con ellas!!!

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  2. A Valencia noooo!!!! ¿Qué quieres, que se apoderen de ellas los mafiosos y las revendan a don IVAM, con calatrávicas comisiones? Pa eso me las quedo yo y las uso pal tiro al blanco. Menos las del barrenador, ya dije.

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    1. Existe ese peligro, ya lo creo. En fin, todas tuyas son. Besos, querido

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  3. Es una gran cagada(perdón por la cerdada). Empieza bien el año artístico. Besos Sol.

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    1. Vaya, veo que te has levantado escatológico. Un beso, Manolo

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