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sábado, 8 de marzo de 2014

"El circo". En memoria de Leopoldo María Panero

Dos atletas saltan de un lado a otro de mi alma
lanzando gritos y bromeando acerca de la vida:
y no sé sus nombres. Y en mi alma vacía escucho siempre
cómo se balancean los trapecios. Dos
atletas saltan de un lado a otro de mi alma
contentos de que esté tan vacía.
Y oigo
oigo en el espacio sonidos
una y otra vez el chirriar de los trapecios
una y otra vez.
Una mujer sin rostro canta de pie sobre mi alma,
una mujer sin rostro sobre mi alma en el suelo,
mi alma, mi alma: y repito esa palabra
no sé si como un niño llamando a su madre a la luz,
en confusos sonidos y con llantos, o bien simplemente
para hacer ver que no tiene sentido.
Mi alma.Mi alma
es como tierra dura que pisotean sin verla
caballos y carrozas y pies, y seres
que no existen y de cuyos ojos
mana mi sangre hoy, ayer, mañana. Seres
sin cabeza cantarán sobre mi tumba
una canción incomprensible.
Y se repartirán los huesos de mi alma.
Mi alma. Mi
hermano muerto fuma un cigarrillo junto a mí.


Pocas horas después de que Panero, el hombre, muriera solo, olvidado en un siquiátrico canario, los medios de comunicación se han volcado en elogios y reconocimientos al poeta desaparecido. Me parece obsceno. Siento vergüenza y una enorme pena por este poeta enfermo, por su continuo sufrimiento, por su enorme soledad. La imagen del coche fúnebre que trasladaba su cadáver, sin una flor, sin compañía alguna, me ha sobrecogido. "Seres sin cabeza cantarán sobre mi tumba", vaticinaba. "Se repartirán los huesos de mi alma".

4 comentarios:

  1. Sólo interesa el minuto de silencio y el titular. Alguien ha dicho por ahí que lo del rico son extravagancias y lo del pobre, locura. Como decía Michel Foucault, la locura es una sabiduría silenciada por la modernidad. Los medios saben que todo cuanto publican puede ser utilizado en su contra y perpetúan los dogmas del oligopolio. Apenas unos golpes de pecho y ¡vuelta al bollo! Patético.

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  2. Y esto que leo hoy en el diario Público de la tecla de Aníbal Malvar viene a colación: "La muerte del último Panero no ha sido casualidad. Tenía razón el poeta. Leopoldo María fue envenenado por una terrible organización criminal, que no es exactamente la CIA, como él sospechaba, sino un contubernio maléfico llamado Historia que siempre escriben los que no saben escribir, los Wert, los Zapatero, los Rajoy, los iletrados, los tardos, los insensibles. Como Panero, protestando por inextricables conjuras asesinas desde la habitación de un manicomio, también vamos muriendo los españoles en el laboratorio mengueliano de esta falsa crisis, enloqueciendo por encima de nuestras posibilidades". Saludos, Sol, y un abrazo de primavera.

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    1. Así son las cosas, y serán, mientras no pongamos coto a tanto desafuero. Otro abrazo primaveral para ti, Marian

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