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miércoles, 26 de marzo de 2014

La muerte de Adolfo Suárez

Como a muchos españoles, la muerte de Adolfo Suárez me ha producido mucha tristeza. Nunca le voté; a mis ventipocos años quería un cambio más radical, más rápido, un maremoto que borrara de la escena política cualquier vestigio del pasado. Adolfo Suárez era para mí un señor de derechas algo más civilizado que otros, pero facha al fin. Sin embargo viví aquellos años con el entusiasmo y la intensidad propia de mi edad, deseando que algún día la izquierda se hiciera con el poder y nos pudiéramos librar al fin de la carcundia que nos ahogaba. Como para tantos, su figura se ha ido agigantando con el tiempo, y ha ido apareciendo un sentimiento de ternura que es el que ha prevalecido estos días por encima del agradecimiento y la admiración. Fue un hombre con coraje, y la vida le maltrató en sus últimos años. Después del suicidio de la UCD, la enfermedad y muerte primero de su mujer, luego de su hija, y el alzheimer. No pudo disfrutar del reconocimiento de los españoles, los últimos recuerdos que le acompañaron fueron experiencias dolorosas, y eso me resulta atroz. Quizá estoy más sensibilizada al tener la enfermedad en mi propia casa.
Pero  lo que más tristeza me ha producido es la sensación de que con Suárez desaparece definitivamente mi juventud, una época trascendental de mi vida. Y de repente me he sentido vieja, me ha pesado todo lo que tengo detrás.
La vida es un proceso de desistimiento. Te vas alejando, vas soltando amarras. Qué nostalgia.

12 comentarios:

  1. A mi me ha pasado lo siguiente. Yo nací en el 71, por lo tanto viví aquellos años ajeno absolutamente a todo lo que pasaba. Extrañamente, recuerdo a la perfección la noche del 23 F y , no es postureo democrático, tuve miedo. Mi padre me tranquilizó. Ahora mi padre, vaga en un mundo por el que ha transitado también el ex-presidente. Igual que tu vives en tu entorno.

    Pero lo que más me ha llamado la atención es el cálculo mental que he realizado con respecto a la edad que tenía Suarez cuando accedió al cargo: ¡La mía actual!. Y entonces he pensado que cuántos hombres se sentirían capaces de dirigir una Nación con 42 años... y me ha hecho sentirme muy poca cosa...la verdad.

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    1. No recuerdo los años que tenía Felipe González cuando ganó las primeras elecciones, pero menos de 40 seguro. Yo creo que es imprescindible ser joven y no tener miedo si queremos que nuestros representantes impulsen el cambio. Con los años la experiencia nos paraliza, nos hace más meditabundos y prudentes, y lo que puede estar bien para la vida creo que no lo es tanto para el caminar de una comunidad. Echo de menos más implicación de los jóvenes en la vida pública. Para cambiar las cosas hay que mojarse, y el desencanto es una excusa pistonuda para quedarse en casa y ver los toros desde la barrera, Creo. Un beso, Enrique

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    2. Por cierto, compartimos la terrible experiencia de un padre con alzheimer. Sabemos de lo que hablamos. Otro beso

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  2. El lunes le escuchaba a J.C. Monedero en, "La Tuerka", una diatriba demoledora contra la figura de Adolfo (lo siento tan próximo a mí que me ahorro el apellido). Abría marcha lamentando que en este país se celebrara más a los verdugos muertos que a los miles de cadáveres que malmueren en las cunetas de este infierno despiadado (esto último es mío). Y, por esta vez, no estoy de acuerdo con Monedero: quien ha superado con gallardía el test de la pistola en la sien merece mi confianza; en esas dramáticas circunstancias nadie disimula, como no sea para implorar arrodillado a los pies del matarife.
    Ay, Adolfo nuestro, cuánto te voy a echar de menos... Pese a que eras una ruina gloriosa te erguías como un referente necesario en estas horas de miseria. Pero estos que ahora te celebran son los que te apuñalaron por la espalda. ¿Cómo se habrán atrevido algunos a hacerse notar en tus exequias? Ese rey que te arrojó a los pies de los caballos; ese petimetre demagogo que dijo que te ibas a subir a la grupa del caballo de Pavía; ese cerebrito maniobrero que tanto hizo por minar tu prestigio dentro del partido; esa prensa canalla que te vilipendió en vida y que ahora te ofrece -impúdica- sus primeras y que se deshace en elogios de una hipocresía insultante...
    Se ha ido un hombre, un político íntegro... Y con la que está cayendo no es poca cosa. No.
    Y si alguien objeta que soy un ingenuo, le digo que a mucha honra.

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    1. Tienes toda la razón, Federico. Un político digno, valiente y honesto, es mucho más que lo que hoy nos ofrece el abanico político, lleno de mediocridad, zafiedad y ruindad. Gentuza. Un abrazo enorme

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    2. ¿Enorme? Ufff..., qué apreturas...

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    3. No? Entonces un abracín diminuto, pero cariñoso.

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  3. Mio Adolfo, así se refería a él Francisco Umbral en su discurso la tarde en que ambos recibieron el Premio Príncipe de Asturias, de la Concordia y de las Letras respectivamente. Mio Adolfo ya se había ganado todo mi reconocimiento y afecto cuando condujo a España de la dictadura a la democracia "de la ley a ley" con una visión de Estado como hasta ahora no hemos visto en ningún otro presidente. Y todo a pesar de ser insultado, ignorada su mano tendida, odiado por la casi media España franquista de la época, el Ejército, la Iglesia, los empresarios, la banca, traicionado hasta por sus propios ministros, dejado caer por el rey, ver los ojos de la muerte la noche del 23F; noche en la que todos vimos su gallardía suprema (junto a Carrillo y Gutiérrez Mellado) al no humillarse ante aquella panda de acemileros que por poco nos llevaron a la catástrofe.
    Se dijo de todo en estos días pero creo que apenas se insistió que toda aquella cadena de leyes antes impensables como la de la Amnistía, Legalización del PCE, Reforma Política, Divorcio, Estatuto de los Trabajadores, COSTITUCIÓN, las capitaneó Mio Adolfo con un reducido grupo de incondicionales ("fontaneros") y un Gobierno de mayoría SIMPLE. No me explico ahora cómo se pudo lograr todo aquello, pero se pudo.
    ¡Cómo se extraña ahora su honradez, su valentía, su arrojo, su sonrisa sincera!
    Máximo honor pues, por mi parte, para mio Adolfo Suarez que en Paz descanse.
    P.D. Los homenajes, en vida; en muerte son como hoja de nadie en el otoño.
    Mil besos para ti, cielo, esta vez desde la tristeza.

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  4. Chócala, José. Un saludo cordial. ¿Qué tal los horizontes musicales de la Encimada?.

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  5. La aprobación de la Ley del Divorcio tuvo lugar con el siguiente resultado: 109 votos a favor, 119 abstenciones y el resto, negativos. La UCD había dado libertad de voto y el resultado quiere decir, a mi entender, que el Gobierno de Adolfo Suarez debió de conseguir los votos necesarios hablando o pactando por separado con cada uno de los 350 diputados del Congreso.

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  6. Ahí va mi mano, F. La música en la Regia Sedes, ya sabes: en la vanguardia de la de todo el suelo patrio. Concluida la Temporada de Ópera, hay en marcha un ciclo del Barroco súper súper apetecible sin menoscabo de otro tipo de conciertos como el de la Orquesta Sinfónica de Montreal que también tocó en Madrid y glosó nuestra anfitriona.
    Un saludo afectuoso, compañeru.

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