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lunes, 8 de agosto de 2011

"De luces mixtas", los artistas de la Marlborough
















Como os comenté en una entrada anterior, la primera vez que vi un Antonio López fue a finales de los años 70, en la desaparecida Galería Heller de Madrid. Se trataba de un pequeño formato, un óleo sobre lienzo desde el que una niña, con la cara apoyada en una mano y el codo sobre una mesa, miraba tranquila al espectador. Una belleza de cuadro, inalcanzable para mi bolsillo. Me interesé entonces por su obra gráfica, con la vana esperanza de poder hacerme con alguna pequeña maravilla, y fue entonces cuando me informaron de las dificultades de encontrar en España obra asequible del pintor, ya que trabajaba muy despacio y toda su producción la tenía vendida de antemano a su representante, la Galería Marlborough de Nueva York. Ella poseía la exclusiva.














La Marlborough, fundada en Londres en 1946, es una de las firmas más prestigiosas en el mundo del arte. En su momento apostó por los expresionistas alemanes y fue la primera galería que montó una exposición de su obra, y ya en 1958 representaba a artistas de la talla de Oskar Kokoschka, Henry Moore, Francis Bacon, Victor Pasmore y Lucian Freud. Hoy, después de haber abierto sucursales por medio mundo (en España, Madrid y Barcelona), representa a muchos de los mejores artistas españoles contemporáneos. Además de Antonio López, la Marlborough funciona como agente de Alfonso Albacete, Martín Chirino, Rafael Cidoncha, Alberto Corazón, Juan Correa, Juan Genovés, Luis Gordillo, Francisco Leiro, Blanca Muñoz, Pelayo Ortega, Manolo Valdés, Darío Villalba y del legado de Lucio Muñoz, entre otros.













De luces mixtas
es el título de la exposición que ha organizado para este verano, y que reune una muestra de la obra de algunos de sus artistas. Abriendo el comentario, dos esculturas de Antonio López: Carmen despierta y Carmen recién nacida. Debajo, dos óleos sobre lienzo de Pelayo Ortega, un pintor asturiano que me entusiasma y cuya obra he visto crecer. Y, sobre estas líneas, Blanche, de Manolo Valdés, y Árbol de Lille, un carboncillo sobre papel de Rafael Cidoncha.










Cierro con Enrejados, una preciosa pieza de Juan Genovés; y Yeserías, de Lucio Muñoz. Pero me dejo en el tintero muchas obras de gran interés. Merece la pena darse una vuelta por la exposición.

domingo, 7 de agosto de 2011

Ron Galella en el Círculo de Bellas Artes


Ron Galella es el ladrón de imágenes por antonomasia, el fotógrafo de los famosos, el número uno de los paparazzi. Muchas de las imágenes de celebrities que durante años han invadido las revistas del corazón, de moda e incluso la sección de sociedad de los periódicos más serios provienen de su objetivo: Vogue, Vanity Fair, Rolling Stone, The New Yorker, The New York Times han sido sus clientes.

















De las revistas a los museos. Su obra se ha expuesto en los museos de arte moderno de Nueva York y San Francisco, en la Tate Modern de Londres y en la Fundación de Fotografía Helmut Newton de Berlín. Y estos días, con motivo de la celebración de PhotoEspaña, muestra 131 fotografías en el Círculo de Bellas Artes de Madrid.













Muchas de sus instantáneas son magníficas. Y otras, cargadas de historia. Como las que os muestro sobre estas líneas. A la izquierda, Marlon Brandon salía de un restaurante de Chinatown cuando se vio asediado por Galella que, pese a su negativa, insistía en fotografiarle. Su terquedad le costó al fotógrafo recibir un puñetazo y perder varios dientes. A Jackie Onassis la sometió a tal persecución que le costó varios procesos penales y una sentencia que le obligaba a respetar una distancia mínima. A ella se debe la frase "smash his camara" dirigida a uno de sus guardaespaldas y referida al fotógrafo. La frase se haría famosa, y más tarde sería elegida como título del documental que el director Leon Gast rodaría sobre él.

sábado, 6 de agosto de 2011

Ella Fitzgerald and Louis Armstrong. Summertime



Para mi, la mejor versión de Summertime. Disfrutadla.

Borges, "El remordimiento"


El remordimiento

He cometido el peor de los pecados

que un hombre puede cometer. No he sido

feliz. Que los glaciares del olvido

me arrastren y me pierdan, despiadados.

Mis padres me engendraron para el juego

arriesgado y hermoso de la vida,

para la tierra, el agua, el aire, el fuego.

Los defraudé. No fui feliz. Cumplida

no fue su joven voluntad. Mi mente

se aplicó a las simétricas porfías

del arte, que entreteje naderías.

Me legaron valor. No fui valiente.

No me abandona. Siempre está a mi lado

La sombra de haber sido un desdichado.

Jorge Luis Borges

viernes, 5 de agosto de 2011

Haití, ¿arte ingenuo?


Abro este comentario con "Autorretrato", de Philomé Obin. Él, junto a Rigaud Benoit, J.E Gourgue, André Pierre y Hector Hyppolite, de quien os hablé en un comentario anterior, pueden ser considerados los padres de la pintura haitiana.















Os muestro un cuadro de cada uno de ellos. Qué tienen en común? Nada, o mucho, según se mire. Cada una de estas obras responde exclusivamente a la naturaleza y las inquietudes de su autor, ya que se han desarrollado aisladas de los circuitos artísticos por lo que no están "contaminadas". Los lenguajes son diferentes, aun cuando los críticos los enmarquen en el llamado "estilo naif".













Yo no encuentro "ingenuidad" en ninguna de ellas, sí un documento extraordinariamente expresivo de su realidad, allí donde se mezcla la vida y la magia, la naturaleza y la cultura.












Las nuevas generaciones de pintores haitianos continúan la tradición y cuentan con un grupo de pintores notables. Os he traído una muestra. A la izquierda, un óleo de Alphonse Frietzner y a la derecha un paisaje urbano de Buffon Thermidor.















Dicen que Frantz Zephirin, el autor de Arístides, cuadro que os muestro a la izquierda, aprendió a pintar al mismo tiempo que a leer, y a los siete años ya se ganaba la vida vendiendo cuadros a los turistas. En cuanto a Pierre Louis Riché, nacido en Cabo Haitiano en 1954, comenzó a pintar estas figuras obesas en 1973, y asegura que no conoció la obra de Botero hasta veintiún años después.













Sobre estas líneas, un paisaje, este sí puramente naif, de Prèféte Duffaut, y un precioso óleo de niñas jugando al corro, de Joseph Reynald.


















Y cierro con dos espléndidas muestras del trabajo de Wilfrid Louis, artista nacido en 1943 y uno de los más respetados de su generación

jueves, 4 de agosto de 2011

Más de "El mar", de John Banville


"Se supone que la vida, la auténtica vida, es una lucha, una acción y una afirmación inagotable, la voluntad embistiendo con su cabeza roma contra la pared del mundo, cosas por el estilo, pero cuando vuelvo la vista atrás me doy cuenta de que la mayor parte de mis energías se dedicaron siempre a la simple búsqueda de cobijo, de comodidad, sí, lo admito, un rincón acogedor. Comprenderlo se me hace sorprendente, por no decir escandaloso. Antes me veía como una especie de bucanero, enfrentándome a todo el que se me ponía a tiro con un alfaje entre los dientes, pero ahora me veo obligado a reconocer que me engañaba. esconderme, protegerme, guarecerme, eso es lo único que realmente he querido siempre, amadrigarme en un lugar de calor uterino y quedarme allí encogido, oculto de la indiferente mirada del sol y de la severa erosión del aire. Por eso el pasado supone para mí un refugio, allí voy de buena gana, me froto las manos y me sacudo el frío presente y el frío futuro. Y, no obstante, ¿cuál es la verdadera existencia del pasado? Después de todo, no es más que lo que fue el presente una vez el presente ya ha pasado, no más que eso."
(...)
"Qué pequeño recipiente de tristeza somos, navegando en este apagado silencio a través de la oscuridad del otoño."
(...)
"Me gustaba caminar con ella en el crepúsculo a través de las polvorientas sombras de los árboles, que ya comenzaban a emitir ese susurro racheado, seco y papelero que anuncia el otoño."
(...)
"La orilla, donde la arena blanda y apelmazada inhalaba con avidez la invasión de cada ola intrusa aspirándola con un suspiro."

"Centro di Permanenza temporanea", un vídeo de Adrian Paci


En el Museo Arqueológico, paralelamente a la exposición sobre los Retratos de Fayum, se podía ver este vídeo titulado Centro di Permanenza temporanea, realizado en 2007 por Adrian Paci. Los organizadores establecían una conexión entre el carácter de "documento de identidad" de los retratos, útiles para viajar en la muerte hasta el reino de Osiris, y el carácter de habitantes de un limbo, rostros congelados en una escalerilla de avión que no llega a ninguna parte. Me gustó el vídeo, aunque me pareció que la conexión con los retratos no se sostiene. Os lo ofrezco.

miércoles, 3 de agosto de 2011

Emeka Okereke


Hace unos días os hablé de una exposición al aire libre, organizada por el Ayuntamiento de Madrid, en la que siete artistas africanos nos mostraban su particular visión de otras tantas ciudades españolas. Por razón de espacio solo reproduje una fotografía por autor, pero me quedé con las ganas de mostraros las que el nigeriano Emeka Okereke había realizado sobre Madrid.













Okereke llegó a Madrid en el verano de 2010, solo, sin dinero, sin hablar una palabra de español. Cogió una cámara de fotos y se dedicó a capturar la ciudad en blanco y negro. Pero no es ningún desconocido en el mundo de la fotografía, a la que se dedica profesionalmente desde 2001.












Actualmente vive entre París y Lagos. Junto con un grupo de fotógrafos nigerianos, ha creado el grupo Depth Of Field.












Aunque el trabaja habitualmente en blanco y negro, ha comenzado a experimentar con imágenes de vídeo y a jugar con el sonido. También aborda la temática social, pero me gustan sobre todo las fotografías en las que juega con las luces sobre pieles de color.

martes, 2 de agosto de 2011

La Dama de Elche


La Dama de Elche, la escultura más conocida del Arte Ibérico, se encontró por casualidad en 1897. Según J. M. Travieso, en el mes de agosto de dicho año un joven de catorce años jugaba en los terrenos del doctor Aureliano Campello, en un montículo del término de Elche, la antigua Illici Augusta Colonia Julia romana. Escarbando con las herramientas que los obreros habían dejado, se tropezó con una piedra caliza, que resultó ser La Dama. No era la primera vez que se encontraban piezas arqueológicas en dichas tierras. El doctor Campello ya atesoraba gran cantidad, que legó a su hija Asunción, con el encargo de que fueran vendidas a la Real Academia de la Historia para formar parte de la colección del Museo Arqueológico. Así se hizo, pero ya estaba cerrado el trato cuando se descubrió La Dama, y la hija no quiso incluirla en el lote. Finalmente, fue el Museo del Louvre quien adquirió la escultura, que permaneció en París durante cuarenta años, hasta que en 1941 los estados francés y español llegaron a un acuerdo y la pieza regresó a España.

La Dama se expone en el Museo Arqueológico de Madrid, donde la visito una mañana de verano. Me quedo fascinada mirándola, como me quedé ante la cabeza de Nefertiti en Berlín. Es imponente. Fue esculpida en caliza ligeramente anaranjada en el siglo V - inicios del IV antes de Cristo. Tallada en busto redondo, representa a una dama ricamente ataviada, de rasgos regulares y gesto de gran dignidad. Originariamente estuvo policromada en tonos rojos, azules y amarillos, y tenía aplicaciones de láminas de oro.
















En las simulaciones que os ofrezco podéis ver cómo era su aspecto, según los expertos. Se conservan restos de la policromía y de pasta vítrea en los ojos. Viste una túnica cerrada por una pequeña fíbula anular, un velo rojo y un grueso manto azul de grandes pliegues. Se adorna con tres collares, dos con anforillas colgantes y el tercero con porta amuletos en forma de lengüeta, pendientes de placas y colgantes con ínfulas, una diadema de cuentas y los dos grandes rodetes que la caracterizan. Todo ello habla de una dama de alcurnia, vestida para una ocasión solemne.

Su rostro recuerda al de las antiguas korai griegas: rasgos muy perfilados, labios delineados y gesto mayestático. Los historiadores aún no saben con certeza si formó parte de una escultura de cuerpo entero, en cuyo caso su aspecto podría ser el que veis en la simulación; si fue una urna cineraria (contenedora de cenizas); si representa a una diosa, a una sacerdotisa o, simplemente, es el retrato de una aristócrata, hipótesis esta que parece la más plausible. En cualquier caso, una belleza.

lunes, 1 de agosto de 2011

Hector Hyppolite, un maestro de la pintura haitiana

No sé qué habrá podido salvarse entre las ruinas del Centro de Arte de Puerto Príncipe tras el terremoto que desoló Haití. Cuanto más conozco más me fascina la vitalidad artística de este país. La llegada de un americano llamado Dewitt Peters en 1943 marcó el comienzo de una verdadera revolución de las artes de Haití. Fue suya la idea de crear un centro de arte donde los artistas pudieran exponer sus obras e intercambiar experiencias. Peters no podía creer como en un lugar donde el arte estaba en la calle no había una sola sala de exposición. Se embarcó en la misión de modernizar y desarrollar las capacidades artísticas de los haitianos y no solo lo consiguió, sino que introdujo al país artísticamente en el mundo. El 14 de mayo de 1944, el Centro de Arte fue inaugurado en Puerto Príncipe. Los fundadores del centro fueron Dewitt Peters, Borno Maurice, Mangones Albert, Coupeau Raymond, Remponeau Geo, Bloncourt Gerald, Mavelanette Raymond y Philippe Thoby-Marcelin.













Hector Hyppolite está considerado como uno de los grandes maestros de la pintura haitiana. Dos años antes de su muerte, en 1946, André Breton y Wilfredo Lam alaban su obra dándola a conocer a los ambientes artísticos europeos, y un año después alcanza su consagración mundial a través de una exposición de su obra organizada en París por la Unesco.


















La potencia del lenguaje artístico de Hyppolite es inegable. Para pintar utilizaba plumas de gallina, cepillos o sus propios dedos. En sus obras, los mitos, las creencias, la cultura de su gente.

















Pierre Apraxine escribió que "la personalidad psíquica de Hyppolite, su capacidad de médium, así como su profunda familiaridad con el mundo sobrenatural de Haití, dan cuenta de la cualidad espiritual que impregna cada uno de sus cuadros ... Por lo tanto, los temas de sus obras trascienden una interpretación literal y avanzar hacia las implicaciones míticas." Una pintura poderosa que me resulta fascinante.