"Nunca he intentado recordar a Seeley su segunda y más extraña teoría: que a Hundreds lo consumió un germen oscuro, una voraz criatura de sombra, un "ocupante" incubado en el inconsciente intranquilo de alguien relacionado con la casa. Pero en mis visitas solitarias me he vuelto cada vez más vigilante. Alguna que otra vez intuiré una presencia o percibiré un movimiento por el rabillo del ojo y el corazón me dará un vuelco de miedo y expectación: me imaginaré que el secreto está por fin a punto de serme revelado; que veré lo que vio Caroline y lo reconoceré, como ella hizo."
Durante estos últimos días he vivido pegada a El ocupante, la última novela de la escritora galesa Sarah Waters, un texto que a veces me ha recordado los cuentos de Poe, otras veces el estilo de Henry James y que, sin llegar a los niveles de excelencia de ambos, me ha mantenido subyugada y expectante. He disfrutado de sus descripciones historicistas, he recreado fácilmente las figuras de sus protagonistas y sufrido la inquietud y el desasosiego de los acontecimientos que narra. Una novela muy entretenida, perfecta para estas tardes veraniegas.
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