Invictus
En medio de la noche que cae sobre mí,
Negra como un pozo que se hunde inabarcable,
Doy las gracias a Dios, si es que algún dios existe,
Por ser el propietario de esta alma invencible.
Atrapado en las garras de la cruel existencia
Nunca he vociferado ni he expresado dolor.
bajo los mazazos de mi pésima suerte
Mi frente se desangra pero jamás se rinde.
Más allá de este lugar de lágrimas y cólera
Veo que se aproxima el más siniestro Horror
Y que el tiempo amenaza, pero no los temo.
No me preocupa que se cierren las puertas
Ni que lluevan sobre mí un sinfín de castigos,
Pues sé que yo gobierno el rumbo de mi vida
Y que soy el capitán de mi alma invencible.
Este poema de W.E. Henley, traducido por Ángel Rupérez, fue el que acompañó a Mandela durante sus años de cautiverio. Un poema hermoso, un canto a la resistencia.
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