Cuando a usted le duele la cabeza, le duele la cabeza. Y lo
sabe sin género de dudas. No necesita, en fin, preguntarle al médico. Lo que
espera de él es que averigüe el motivo y le solucione el problema. Quizá haya
doctores locos que cuando les explicas que te has llevado medio dedo cortando
jamón, te aseguran que la herida que les muestras no es una herida. En todas
las profesiones cuecen habas. Sabemos de psiquiatras que diagnostican como
“falta de resignación cristiana” el ataque de angustia provocado por una
situación de pobreza a la que se añade de súbito el embarazo de un feto sin
cerebro, sin lengua, sin ojos, y con la espina bífida. Son los psiquiatras que
le gustan a Gallardón y a Rouco Varela. Psiquiatras completamente locos, claro.
Los psiquiatras no son inmunes a la demencia como los cardiólogos no son
inmunes al infarto ni los peluqueros a la calvicie. No sabríamos decir si hay
más locura entre los psiquiatras que enfermedades coronarias entre los
cardiólogos. Lo que empieza a ser evidente es que el Dios colérico del
franquismo se ha colado en el Consejo de Ministros y en el Parlamento, y en la
educación y en la sanidad, y ha dado los primeros pasos para meterse en la vida
privada de cada uno de nosotros. Ya está ahí, asomando la patita, tomando decisiones
sobre nuestro cuerpo, sobre el cuerpo de los pobres, para decirlo todo. Los
ricos podrán continuar viajando a Londres con indulgencia plenaria. Cuatro
misas de penitencia, un donativo al obispado y aquí paz y después gloria.
Vuelve el Dios de la doble moral, el sádico, el que excomulga, por abortar, a
una violada de trece años y administra la comunión a asesinos de masas como
Pinochet. El Dios de las concertinas también, por cierto, del que es devoto el
ministro Fernández Díaz. Ahora que empezaban a expulsarlo de Roma, le dan
refugio político aquí.
Juan José Millás, diario El País, 3 de enero de 2014
Sol! tanto tiempo! te tengo abandonada y me disculpo.
ResponderEliminarHace una hora que estoy paseando por tu casa (poniendome al dia) con el placer de siempre.
Nueva literatura, musica arabe, Millas que siempre logra movilizarme y hasta el recuerdo maravilloso de mis abuelos dejando un camino de caramelos que nos llevaba hasta donde los reyes nos habian dejado los regalos.
Gracias, un abrazo enorme y un año mejor para todos!
Qué alegría volver a verte por Mi casa, Tomás! Sí, hay momentos en que uno necesita desaparecer; lo bueno es regresar donde le esperan con afecto, no? Por dios, de repente me he recordado al anuncio del turrón. Lejos de sensiblerías, me encanta tenerte de vuelta. Y que este año sea más propicio. Un abrazo.
EliminarCúrrese el proletariado un amor para afrontar la crisis calentito.
ResponderEliminarCurrérmoslo, es la labor más apasionante. Besos, querido
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