Muchos consideran
Las serpientes ciegas un clásico de la novela ilustrada española. Como casi siempre llego tarde a todo lo bueno, cae ahora en mis manos, aunque fue editada en 2008 con destino principalmente al mercado francés, más acostumbrado a este tipo de literatura que el español. Y la leo de una sentada, subyugada por el guión, la poderosa atmósfera que recrea a base de unos textos certeros como latigazos y un dibujo poderoso y sugerente. La peripecia, pura novela negra, habla de traiciones y venganzas, mezcla el Nueva York de los años 30 con la guerra civil española, y nos presenta a personajes complejos y contradictorios, de vidas misteriosas y trágicos destinos.
La historia se desarrolla en varios planos: un hombre llega a Nueva York buscando a Ben Koch, un fugitivo de no se sabe qué pasado, testigo del despertar del Partido Comunista norteamericano, un joven idealista que se ve inmerso en las luchas intestinas del poder y termina combatiendo contra el fascismo en España. Un hombre que escapa del infierno para cumplir su venganza: encontrar y acabar con un traidor, responsable de la muerte de muchos inocentes.
El guión de Felipe Hernández Cava encuentra perfecto soporte en las espléndidas ilustraciones de Bartolomé Seguí.
Las serpientes ciegas recibió en 2009 el Premio Nacional de Cómic.
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