"Qué me traerán los días grises, los días color dinero,
sucios e imperativos. Me traerán algo de dolor, placer, miedo y vergüenza, o
solo más de lo mismo, o solo un poco de nieve, o un olor aplastado de carne y
almacenes. Qué me traerán las semanas, su ruido de almanaque, un susurro de
hojas de calendario desparramándose, la taza de café en la cocina demasiado al
borde de la mesa, siempre a punto de volcarse, el chapoteo furioso del
lavaplatos, nadie a quien saludar: “Buenos días”. Qué me estará esperando en el
futuro, ahí fuera, la ciudad, unas cuantas esquinas, las formas del destino
dibujadas con la misma rotundidad que un cajero automático. Me esperan gotas de
tinta y esperma, sudor leve, un salero inclinado, tiendas de colchones y
felicidad. Felicidad a ratos. Las fechas están marcadas. Los nombres han sido
dichos. Los sobres, desgarrados con urgencia, dejan ver un interior de
escritura. Los edificios son altos. La amargura deja paso a periodos de calma,
de fe, de repentino coraje y ganas de vivir la vida tal cual es, sin
eufemismos. Me esperan días llenos, días borrosos, días de ver muchas caras y
días de no ver a nadie, y estar solo y comer sobras, como creados adrede para
dar puntapiés a una lata de sardinas. Si acaricio un animal, se vuelve de
madera ante mi vista. Veo la cara del cartero, siempre la misma cara, una cara
suave, de dientes ocupados y ojos de sello. Casi todos mis amigos o no existen
o están muertos o en la cárcel. Vendrán fines de semana con aspecto de anuncio
de calcetines, o de perfume caro, o de sopa de legumbres, y avenidas con cines
en cuyas marquesinas resplandece un vaquero del Oeste con un látigo, un bebé
gigante, platillos volantes procedentes de otras galaxias. El tiempo es un
animal herido hecho de material inflamable. La lenta arena de los días, su
música.
2. Hay días en que sales a la calle y solo ves cojos. O
mancos. O ciegos. O señoras embarazadas. O niños con un parche para corregir el
ojo vago. Todo el día lo mismo, sin variaciones. Se supone que el ojo vago es
el otro, el que no cubre el parche.
Os ofrezco el arranque de un espléndido cuento publicado el 13 de diciembre de 2013 por Eloy Tizón en el suplemento El Cultural del diario El Mundo. En el link lo encontraréis completo.
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