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viernes, 2 de marzo de 2012

"El asado es asunto del viejo", por Luis Sepúlveda


"Tengo seis hijos, cinco chicos y una chica, todos adultos, me han hecho abuelo cinco veces y, cuando consigo reunir a toda la parentela en torno a la mesa, me gusta que me llamen “viejo”. -¿Qué vino abro, viejo?- suele preguntar el mayor, Carlos, que nació en Chile y junto a su madre recuperada del infierno de Villa Grimaldi salió a la no-patria del exilio. Tenía apenas nueve años, el recuerdo de un padre en la cárcel primero y más tarde en países de nombres extraños, un atado de cartas y una figurita protectora del capitán Hans Solo. Yo no estaba junto a él cuando a su madre la sacaron a golpes de la casa, con una capucha negra cubriendo la cabeza, y tampoco lo llevé de la mano hasta el avión de siglas escandinavas que lo alejó para siempre de Chile . Pero nunca me cobró esa falta y, cuando hace nueve años, puso en mis brazos el pequeño cuerpo de Daniel, mi primer nieto, con su -te quiero, viejo- me dijo que todo estaba en orden entre nosotros. -Abre el mejor vino, Carlitos- le respondo.

Mientras el resto de los hijos, nietos, nietas, nueras y yerno se afanan poniendo la mesa o preparando las ensaladas y los postres yo sonrío desde la parrilla, porque el asado es asunto del “viejo”, y me enternece saber que vienen de lejos; unos desde Suecia, otros de Alemania, la hija de Ecuador. Me divierten sus consultas culinarias en sueco y español, en alemán y español, en inglés y español, y el humo de las grasitas cayendo sobre las brasas me huele al mejor cosmopolitismo, a la mejor manera de ser, y entonces pienso en mi viejo, en cuánto le habría gustado estar aquí.

De pronto sé que mi viejo está ahí, conmigo, porque pegado a él aprendí la alquimia del asado en el patio luminoso y lejano de una casa de Santiago que ya no existe más que en mi memoria.

Me gustaba verlo encender el fuego, los dos en el patio y con la radio encendida, escuchando la trasmisión directa desde el hipódromo Chile. Muchas veces me pregunto si he sido un buen padre, y la respuesta es que no lo sé. Supongo que mi viejo se habrá hecho también la misma pregunta, y yo sí sé que fue un buen padre, a su manera, aunque para muchos de la familia era la peor manera. No recuerdo de él ni un solo arranque de autoritarismo sino más bien lo contrario, porque era tímido y casi pedía permiso antes de soltar lo que tenía que decir.

A veces mi viejo esperaba a que mi madre, un monumento a la paciencia, mi hermano y yo termináramos el postre, y decía: -En la puerta dejé esperando un muchacho, un buen chico, un poco castigado, y de eso quería hablarles.

Entonces iba hasta la puerta y regresaba en compañía de un tipo de aspecto fuerte y al que le habían desparramado la cara a golpes. Lo presentaba como “El Lobo de San Pablo”, un boxeador en desgracia de los muchos que frecuentaban el México Boxing Club de la calle San Pablo, y nosotros nos enterábamos que aquel hombre representaba todas las esperanzas posibles porque tenía pasta de campeón, y mi viejo era su flamante apoderado. Tuvo varios pupilos, de categorías diferentes, ninguno fue jamás campeón. En eso me parezco a mi viejo; yo también perdí todos los combates."

(...)

Reproduzco un extracto del hermoso texto que el escritor chileno Luis Sepúlveda ha publicado en su blog Carne de blog que os aconsejo visitar. Luis (Lucho para casi todo el mundo) es el autor de un puñado de excelentes novelas, entre las que destaca Un viejo que leía novelas de amor, un libro espléndido que no debéis perderos. Recuerdo haberle oído contar que lo gestó en su mente durante mucho tiempo y que, el día que se sentó ante un folio en blanco, lo escribió de una atacada. Lucho es un personaje en si mismo, un hombre comprometido, afable, culto, divertido y entrañable al que frecuenté durante un tiempo en la casa que comparte con su mujer, Pelusa, en Gijón. Desde aquí, le envío mi cariño.

2 comentarios:

  1. Precioso extracto y muy oportuno para mí. En su momento se lo enseñaré a mi yerno en homenaje a su padre fallecido el lunes pasado, era un argentino gran experto en asados....¡va por tí José, estés donde estés!
    Gracias Sol.
    Una sesentona

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  2. Me encanta que te haya venido bien. Gracias a ti y un abrazo muy fuerte

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