La exposición sobre Fotografía y Comunidad de la Factoría Warhol, que se puede ver en el Centro Cultural Fernán Gómez, me ha resultado fascinante. El exhibicionismo de este amplio conjunto de imágenes que forman la muestra tiene algo enternecedor, quizá porque el paso del tiempo ha transformado en ingenuo lo que entonces resultaba provocativo.
La fotografía juega un papel fundamental en La Factoría, no solo como manifestación artística (entre los amigos/amantes de Warhol se encontraban excelentes fotógrafos), sino como documento de la extravagante vida que se desarrollaba entre sus muros. Da la impresión de que, contemplando este centenar de fotografías, tenemos entre manos un álbum familiar que nos permite asomarnos a su intimidad.
Me han llamado la atención especialmente las imágenes en las que se ve la propia Factoría, su decoración (en una parte de la sala se ha intentado reproducir, empapelando la pared con papel aluminio) y la vida cotidiana de sus habitantes. Mi espíritu cotilla. Fascinantes las polaroids tomadas por Brigid Berlín y por el propio Warhol, aunque también se exponen trabajos espléndidos de Richard Avedon, Cecil Beaton, Christopher Makos, Nat Finkelstein, Stephen Shore y Billy Name.
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