"Viejos tiempos", de Harold Pinter, en el Teatro Español

Un texto de Harold Pinter y tres grandes actores en el reparto (Ariadna Gil, José Luis García-Pérez y Emma Suárez) hacían presagiar una tarde de gran teatro en El Español. La dirección corre a cargo de Ricardo Moya, al que hasta ahora nunca había visto en este papel y, por lo tanto, ni sumaba ni restaba a mis expectativas. Vaya por delante que me encanta la sala pequeña de este teatro, que te permite, si tienes la suerte de encontrar entrada en las primeras filas (yo la tuve, me senté en la primera), casi rozarte con los actores, que parece te estén hablando al oído.

Lo que Viejos tiempos nos cuenta es el reencuentro de dos íntimas amigas después de veinte años sin verse. Anna (Emma Suárez) visita en su casa a Kate (Ariadna Gil) y a su marido Deeley (José Luis García-Pérez) con quien enseguida se establece una relación de competitividad por la atención de Kate. ¿Quién de los dos ha jugado un papel más importante en su vida? ¿Quién conoce mejor su intimidad? Los momentos que cada uno ha compartido con ella, el poder de la memoria. "Por supuesto, el tiempo se ha convertido en una preocupación artística", afirma Pinter. "Soy mucho más consciente de la eterna presencia del tiempo en la vida. Siento, cada vez más, que el pasado no es pasado, que nunca lo fue. Es presente. Sé que el futuro será siempre lo mismo. No terminará nunca. Uno lleva todos sus estados en su interior, hasta el final."

El texto a veces es transparente y otras veces oscuro, como sus personajes. Hay momentos en los que siento que me pierdo algo sustancial, un significado esencial que se me escapa. Los personajes femeninos son ambiguos y a veces sus reacciones me sorprenden y no me casan con el personaje que Pinter había dibujado hasta entonces. Pero, pese a todo, mi interés no decae un instante y sé que estoy ante un texto ambicioso y una historia conmovedora, que toca con la yema de los dedos lo más frágil del corazón.

Respecto a los actores, me convenció el trabajo de José Luis García-Pérez, que derrocha talento, verosimilitud y naturalidad. A ellas dos las vi más acartonadas, representando un papel, aunque hubo momentos brillantísimos por parte de ambas. Merece la pena acercarse al teatro.