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domingo, 29 de mayo de 2011
Leonora Carrington, una mujer singular
Ha muerto Leonora Carrington, pintora, una mujer que se singularizó por ser ella misma, por volar libre, sin adherirse a ismo alguno en su trayectoria artística, ni a ninguna categoría en su vida personal. Luchó por su individualidad y convicciones y lo pagó caro. Su vida no ha sido fácil, pero se ha ganado el respeto de propios y extraños.
Como artista, por alguna característica de su pintura y por su relación con Max Ernst, se la encasilló en el surrealismo, catalogación con la que ella discrepó hasta su muerte. Siempre se burló de esa etiqueta. En una entrevista recordó que, para los surrealistas, las mujeres eran vistas como un objeto. "Ser una mujer surrealista quiere decir que eres la que cocina la cena de los hombres surrealistas", afirmaba. Su vinculación con este movimiento siempre fue amorosa: su amor a Ernst, su amistad con la pintora Remedios Varo y con Gala, musa y compañera de Dalí.
Su pintura es mágica, influenciada por su ascendiente celta (aunque nacida en Lancashire, Inglaterra, su madre era irlandesa) y por las leyendas y cuentos de hadas que esta le contaba siendo niña. Lo siniestro, lo sobrenatural, siempre está presente en sus obras. Lo suyo era la fantasía, la ironía, la sutileza, lejos de las "alucinaciones y la violencia erótica de los varones."
Mujer libre, siempre luchó contra las dictaduras, manifestándose contra Hitler, Franco o Mussolini. Cuando Ernst fue arrestado y enviado a un campo de concentración huyó de París. Durante su viaje a España, sufre una crisis nerviosa y su familia la interna en un sanatorio siquiátrico de Santander, donde es sometida a duros tratamientos. Su libro, Memorias de abajo, da cuenta de esa experiencia. "Fue muy parecido a haber estado muerta", declaró en alguna ocasión. Ayudada por el diplomático Renato Leduc, con el que se casaría, huye a Portugal y más tarde a Nueva York y México, donde residió hasta su muerte. Divorciada de Leduc en 1946, contrajo matrimonio con el periodista y fotógrafo húngaro Imre Weisz. Mujer culta y refinada, mantuvo gran amistad con artistas e intelectuales afincados en México, como Diego Rivera, Frida Kahlo u Octavio Paz.
Nos ha dejado un legado excepcional, tanto literario como pictórico. Y un ejemplo vital inolvidable.
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Tu casa es como mi mundo.
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Feliz último domingo de mayo.
Muchas gracias, Letranías. Y enhorabuena por tu blog, que ya he incluído en mi lista de recomendados. Un abrazo
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