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miércoles, 25 de mayo de 2011

La Filarmónica de Viena interpreta la Novena de Mahler

Excelentísima Filarmónica de Viena, dirigida en esta ocasión por Daniele Gatti. En sus manos, la música cobra su pleno sentido. Y cuando interpreta algo tan excepcional como la Novena de Mahler, la electricidad se palpa en el ambiente. ¡Qué belleza! Ha sido una interpretación magnífica, emocionante, llena de sutileza y de magia. El primer movimiento fue deslumbrante, una fuerza de la naturaleza, toda la intensidad de Mahler, su desgarro, su abatimiento. Hablan de que esta sinfonía es su última mirada, su canto del cisne, su despedida ante la muerte. Poco antes de volver a Viena, donde moriría poco después, coincidía en Estados Unidos con Stefan Zweig, quién escribió:" Por primera vez le veía debilitado, él, Mahler, el impetuoso. Pero esta silueta, la suya, inolvidable, sí, inolvidable, se recortaba sobre el gris infinito del cielo y del mar. Había una tristeza ilimitada en ese espectáculo, pero también algo grande y transfigurado, algo que culminaba en la nobleza como una música. Sabía que lo veía por última vez, y la emoción me incitaba a aproximarme, pero la timidez me retenía. Me sentía obligado a mirarle de lejos, y a mirarle de nuevo, como si fuera a recibir de esa mirada algo con lo que estaría siempre en deuda." Mahler se estaba despidiendo, y lo hizo a través de esta conmovedora, grandiosa sinfonía. Incluso en la partitura del cuarto movimiento, su incalificable adagio, lo dejó escrito: ¡Leb wohl! ¡Leb wohl!(¡Adios! ¡Adios!).

Esas notas finales del adagio, como si, dulcemente, se le escapara la vida. Una notas sutilísimas que van adelgazándose hasta convertirse en un hilo, un suspiro. Y una emoción extraordinaria queda suspendida en el aire, excepto para aquellos que tienen a bien toser justo en ese momento Intento hacer abstracción de ello, ignorar los instintos asesinos que me asaltan, quedarme en ese último suspiro de Mahler y llevarlo conmigo. Y conservarlo para siempre, como conservo la interpretación que de esta misma Sinfonía realizó la Orquesta de Lucerna, dirigida por Abbado, de la que os hablé el pasado octubre. Dos joyas.

Os ofrezco ese final, aunque en esta ocasión La Filarmónica de Viena está dirigida por Bernstein.

2 comentarios:

  1. Impresionante Sol, no añado mas, pues lo has dicho todo y no puedo estar mas que de acuerdo. Solo un apunte: Mahler escribió esta maravilla entre 1908-1910, y fijate si se despedía, que la Décima la escribió el mismo año(1910) y solo tiene un movimiento de 24 minutos y medio, Andante - Adagio, que es una maravilla. Otra es dejar la vida escribiendo esto.

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  2. Por cierto, las rosas de la fotografía, olían de maravilla.

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