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viernes, 30 de abril de 2010

La dama del armiño. Cecilia di Fazio Gallerani



Aún cuando el espíritu renacentista ha llegado a nosotros personificado por varones, algunas mujeres singulares supieron y pudieron encarnarlo. Tal es el caso de dos mujeres inteligentes, sensibles y cultas cuyas vidas se entrecruzaron en la segunda mitad del Quatroccento: Beatrice d' Este y Cecilia di Fazio Gallerani, esposa y amante, respectivamente, de Ludovico Sforza, señor de Milán, uno de los personajes más poderosos y complejos de su época.

Las dos fueron inmortalizadas por los pinceles de Leonardo da Vinci, aunque fue Cecilia quien protagonizó uno de los cuadros más hermosos del pintor: La dama del armiño.

A los ocho años Cecilia se queda huérfana y eso cambiará el curso de su vida. Su padre, el noble Fazio Gallerani, pertenecía a la corte de Milán y, aunque desempeñó algunos cargos de responsabilidad, nunca fue un hombre poderoso ni adinerado. Es muy probable que Cecilia fuera educada por el tutor de sus hermanos varones y se cuenta que, ya desde niña, tenía grandes aptitudes para el latín y la literatura. En 1481, al morir su padre, queda bajo la tutela de Ludovico Sforza, llamado el Moro por el color de su piel y su pelo. Ludovico era un hombre ambicioso, amante del arte, las ciencias y las letras, un gran mecenas que supo rodearse de grandes pintores, arquitectos y literatos como Foppa, Bergognone, Solari, Amadeo, Bramante y Leonardo.

Es de suponer que, hasta su adolescencia, pasara desapercibida a los ojos de Ludovico. Y la niña, curiosa e inteligente, tiene oportunidad de empaparse del ambiente de una corte considerada la más elegante de Italia.

Hacia el 23 de febrero de 1481, coincidiendo con el célebre carnaval milanés, se celebraba el "parangón" de los musicos y los poetas, una fiesta-concurso que congregaba en Milán a los mejores artistas del momento. Y allí se presentó Leonardo da Vinci en compañía de Atlante, un joven de espectacular belleza, según las crónicas, por entonces amigo y compañero del pintor. Aunque quizá el verdadero interés de Leonardo, al presentarse ante Ludovico, fuera ofrecerle sus servicios en el campo de la arquitectura e ingeniería militar, cuando el duque estaba inmerso en la preparación de la guerra de Ferrara y daba a estos asuntos al menos la misma importancia que al divertimento de la corte. El hecho es que Leonardo y Atlante se presentaron al concurso con una lira de plata diseñada por el pintor, un instrumento más parecido a una viola que a una lira, tocada con arco, con una caja de resonancia en forma de cráneo de caballo, que le permitía obtener una armonía más poderosa y una mejor sonoridad. Ganaron el concurso y Leonardo pasó a formar parte del selecto grupo de artistas que trabajaban para el señor de Milán.

Cecilia creció rodeada no sólo de los músicos y cantores más excelsos del momento, sino también de humanistas, como Bartolomeo Calco o Antonio Peloto, médicos, arquitectos y poetas como el célebre Bellincioni.

No sabemos en qué momento Ludovico se enamora de Cecilia y la convierte en su amante y favorita, pero cuando Leonardo da los últimos toques a La Virgen de las rocas el duque le encarga que inmortalice en un cuadro el rostro adolescente de Cecilia "para fijar su belleza antes de que sufriera el ultraje del tiempo". Este fue el primer encargo ducal al pintor. Parece ser que, en el rostro del ángel que mira al espectador, Ludovico había visto la expresión del rostro de Cecilia, y encargó a Leonardo pintar su retrato en la misma pose, con la misma mirada e idéntica sonrisa. Y el pintor realizó un dibujo considerado por muchos como el más bello del mundo. Su paso al lienzo dará lugar a La dama del armiño. Cecilia tiene quince años cuando posa para esta obra.

Durante los siguientes tres años la joven fue agasajada y mimada por el Moro. La vida en la corte resultaba apasionante. Al ambiente artístico e intelectual se sumaba el gusto festivo de Ludovico. Sus fiestas tenían fama en toda Italia, y Leonardo no era ajeno a ello. La función de organización de eventos fue quizá uno de los primeros empleos que da Vinci obtuvo de los Sforza. Estaba encargado de dirigir, desde el punto de vista artístico y arquitectónico, la creación y colocación de los aparatos que constituían el decorado de las fiestas. A él se deben las celebraciones conmemorativas del matrimonio de Giangaleazzo Sforza e Isabel de Aragón, sobrina de Fernando II, rey de Nápoles. Sin embargo no todo era cultura y diversión en el suntuoso palacio de los Sforza. Ludovico dedicó la mayor parte de su vida a hacerse con el ducado de Milán, primero; a defenderlo y aumentar su poder frente a sus vecinos, después. Y sus métodos fueron todo lo crueles y refinados que se puede esperar de un príncipe renacentista.

Llevaba la ambición y la crueldad en la sangre. A los Visconti, señores de Milán hasta mediados del siglo XV, les suceden los Sforza en la persona de Francesco, casado con la última descendiente de los Visconti, quien obliga a los milaneses por la fuerza de las armas a proclamarle duque. A su muerte le sucede su hijo, Galeazo María, un hombre tiránico odiado por el pueblo que muere asesinado por un grupo de nobles en presencia de su guardia. Deja un hijo de ocho años, Giangaleazzo, que creció bajo la tutela de su madre, Bona de saboya, a la que Ludovico le arrebata la Regencia. Años después mandaría asesinar a Giangaleazzo, no sin antes casarle con Isabel de Aragón para así asegurarse el apoyo de Nápoles.

En 1491 ultima los preparativos de su boda con Beatrice d'Este y la de una hija de Giangaleazzo, Anna, con Alfonso d'Este. Así se convierte en duquesa de Milán una joven de dieciseis años culta y refinada, amante de las artes y las letras, que simultaneará la crianza de sus hijos con una labor de mercenazgo equiparable a la de su marido. En los fastos de estas bodas también interviene Leonardo.

Pese al matrimonio de Ludovico, Cecilia sigue siendo considerada la reina de Milán y continua viviendo en palacio. Ese mismo año dará a luz a un hijo de Ludovico, Cesare Sforza, legitimado por su padre. Sin embargo, los celos de Beatrice no se hacen esperar y consigue finalmente que el duque aleje a Cecilia de la corte casándola con el anciano conde Lodovico Bergamini y enviándola a vivir al palacio de Pietro dal Verne. Seis años después se traslada a sus posesiones de San Giovanni in Croce, en Cremona, y es allí donde seguramente disfruta la joven de la mejor época de su vida. Lejos de la corte se dedica a la lectura y el estudio, y desarrolla una encomiable actividad ensayística, aunque no llegó a publicar ninguna de sus obras. En San Giovanni se rodea de una pequeña y selecta corte de literatos, artistas y poetas, como Scaligero, Trissino y Matteo Bandello.

Aunque Cremona le ofreció el sosiego que necesitaba, Cecilia seguía informada puntualmente de los avatares de la corte a través de amigos y admiradores. En 1497 muere Beatrice d'Este estando embarazada, el mismo año en que la nueva amante de Ludovico, Lucrecia Crivelli, retratada por Leonardo en La Belle Ferronière, da a luz a un hijo del duque. La situación política de Milán se complica extraordinariamente. La reclusión del verdadero titular del ducado, Giangaleazzo, en el castillo de Pavía junto a su mujer, Isabel de Aragón, y su posterior asesinato, le habían privado del apoyo de Nápoles. Ya no contaba con aliados en Italia y Luis XII de Francia reclamó sus derechos sobre el ducado de Milán como descendiente de Valentina Visconti. Ludovico fue presa fácil para los ejércitos franceses y tuvo que refugiarse en Innsbruck, sede de la corte de Maximiliano I. Y aunque intentó reconquistar el ducado, cayó prisionero de los franceses y murió recluido en el castillo de Loches en 1508. Cecilia le sobreviviría 28 años.

Mujer intelectual, amante de las artes y las letras, poeta y ensayista, protectora y musa de muchos artistas de la época, siendo ya una mujer madura Cecilia di Fazio Gallerani recibió una carta de Leonardo da Vinci que comienza: " Madonna Cecilia, mi Diosa muy amada, he leído tu dulce...".

4 comentarios:

  1. Y esto...?

    http://pharmacoserias.blogspot.com/2010/05/annie-leibovitz-la-maravillosa.html

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  2. Me ha encantado tu blog. Me parece precioso y he pasado un rato maravilloso mirando las fotos y tus escritos. Me fascina tu saludo tan comunicativo acogedor y afectuoso y es por él, por lo que me he decidido a escribirte un comentario y compartir contigo lo que a mi me emociona, “el papel”. Acabo de hacer una exposición en Villanueva de la Cañada de mis esculturas en papel, por primera vez una individual y montada tal como a mí me apetecía. Y he disfrutado mucho con ella. Te añado mi blog por si te apetece ver algunas fotos. http://gurruminos.blogspot.com En este blog también encontraras comentarios míos sobre autores que trabajan el papel. También puedes ver mi página web aunque está bastante desactualizada ya que cuando tengo un ratito lo que hago es actualizar el Blog. http://www.gurrumino.com
    Gracias por escuchar
    Un saludo
    Silvia

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  3. A mi también me moló tu blog. lo vi por la dama del armiño, cuadro que adoro. Muy bien redactado en plan culebrón, me lo leí del tirón y lo rematas con Gary,....... Gran blog

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  4. Muchísimas gracias. Es un gusto tener lectores como vosotros.

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