Las peores injusticias no se cimentan únicamente sobre el terror público y la omnisciencia policial, sino también sobre el envilecimiento moral de la mayor parte de la ciudadanía. Tan valiosos como los verdugos o los delatores son los prejuicios de los buenistas, y peor todavía, los indiferentes, la gente que mira hacia otro lado y calla, o no dice nada, haciendo que no ve y que no escucha ni sabe. Como recuerda el periodista Manuel Chaves Nogales al contarnos las redadas antisemitas practicadas por los gendarmes y policias de Vichy ante la más absoluta indiferencia de los parisinos, lo más terrible y alarmante no es el poder de los fanáticos ni la ferocidad de los tenaces inquisidores, sino que unos y otros consigan acostumbrarnos a la presencia del infierno a condición de que sean otros los que lo padecen.
Firmado por Fernando García de Cortázar en el diario ABC del día 4 de septiembre
El sentido común es el menos común de los sentidos
… primero vinieron a buscar a los comunistas y no dije nada porque yo no era comunista.
ResponderEliminarLuego vinieron por los judíos y no dije nada porque yo no era judío.
Luego vinieron por los sindicalistas y no dije nada porque yo no era sindicalista.
Luego vinieron por los católicos y no dije nada porque yo era protestante.
Luego vinieron por mi pero, para entonces, ya no quedaba nadie a quien decir nada…
“Martin Niemoeller, Pastor Luterano”