He tenido la suerte de coincidir, durante mi estancia en Gijón, con la edición del XVI Festival de Música Antigua en el que se integra un precioso concierto que escuché en el patio central del antiguo Instituto Jovellanos. El grupo se llama Euskalbarrokensemble, y está formado por jóvenes músicos destacados en música antigua, dirigidos por Enrike Solinís. El programa se centró en
La última princesa vasca, un proyecto que trata de aunar la música del final del período del Reino de Navarra en el siglo XVI y textos contemporáneos. Un concierto precioso, con canciones dulcísimas que podíamos seguir traducidas al castellano en un programa de mano.
Una de las canciones, la titulada
Tan sólo verte..., decía así:
No hay nada en este mundo como estar contigo.
Somos un amor no correspondido. El Señor no nos ha concebido para estar juntos.
Cuando apareciste ante mis ojos, al momento comprendí que nuestro destino tenía caminos opuestos.
Aunque me trates mal seguiré queriéndote.
Qué me das tú, traidora, que cualquier crueldad que me haces sufrir no deja huella en mí.
Penado de tanta pena estoy si te veo, y ninguna cosa buena me alcanza.
Os dejo con una muestra de su trabajo:
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