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jueves, 22 de agosto de 2013

Xuan Bello, un poema

Vultur in fabula

DE UN TEMA D’ALEKSANDR BLOK

Dando vueltas alrededor un buitre se cierne
--que pudo escribir Fernán-Coronas—sobre el campo yermo
y esquilmado. En la casa gris (esto sí que lo dijo)
la madre enloquecida llora y al hijo le dice:
“Abrígate, mi niño, abrígate en mí
y crece como yo crezco en ti
abrazándote como la hiedra que agosta el manzano”.

Pasan los siglos,
pasan los días de yerba quemados
por la derrota y el abandono.
Pueblo mío, ¿vas a ser siempre el mismo,
trágico y bárbaro sin remedio?
¿Te leo como en 1982
los poemas de Espriu o de Ferreiro
como una canción de cuna que junto al río te meza?

Pero, ¿cuánto tiempo ha de gemir la madre?
Pero, ¿cuánto tiempo el buitre, alrededor,
ha de cernirse hasta que en el campo
nazca un silencio que desasosiegue
un poco menos que la muerte íntima?

No le pesa a quien deserta. También nosotros
como el buitre solitario, trazamos signos
alrededor para los que se fueron
con diverso acento idéntico y plural.

La madre, loca, se desvanece
como un eco que se apaga
en palabras que adquieren sentido
y orden y consistencia y pulso y armonía
mientras se olvida el desasosiego y la esencia;
y cuando por fin a la madre entendemos
le tapamos la boca y la herida de madre

y exigimos: «Madre, crece
en mí». Se lo decimos como si las madres
por advertirnos de la muerte no se muriesen
y en la casa gris fuesen capaces, con un gesto imperceptible,

de conciliar la pesadilla, el amor tremendo y el espanto».

2 comentarios:

  1. Federico lee a Xuan Bello y...22 de agosto de 2013, 1:41

    A medida que el clima se hace más hostil; cuando la intemperie nos hiela el corazón; cuando el verbo se hace ladrido y hasta de los rayos del sol hay que precaverse, nos queda el castillo inexpugnable de la mente.
    De un tiempo a esta parte, lo he ido amueblando y dotándolo de aquello que hace confortable una vida llena sentido: mis libros, mis discos, mis pinturas, los aperos del campo, algunos caldos de la tierra, la tierna compañía...
    Y siempre, siempre, el fiel pensamiento que me acompaña y hace
    que despliegue una novela con sólo reparar en el ala rota de un pájaro, o en la ranura que recorre la tapia de un camposanto, o cuando el timbre de una voz me devuelve a un pasado más feliz.
    Retiro el puente levadizo cuando arrecia el temporal y lo bajo cuando escampa.

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    1. Eres valeroso y estás muy bien armado, no me cabe duda de que hallarás el modo de extraer de cada día su pequeño o gran milagro. Yo hoy estoy en Oviedo, como sabrás un día gris después de la luminosidad de ayer. Pero así reconozco mejor mi tierra, siempre tocada. Te mando una nueva remesa de besos y mimos para calentarte un poco el corazón.

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