Josep Maria Cadena escribía en 1980 respecto a Ricard Opisso: "El año mil novecientos veintiocho, con motivo de una exposición de Ricard Opisso en les galerías Maragall de Barcelona, el glosador de L'Esquella de la Torratxa, Viray -posiblemente el periodista Màrius Aguilar-, dedicó las siguientes frases al dibujante y a su obra: 'El arte personalísimo, la manera justa y particularísima de ver las cosas y los hombres que tiene Opisso, dan un alto valor de perennidad a su obra [...]. Cuando en tiempos venideros se quiera conocer la Barcelona de hoy, habrán de consultarse los dibujos barcelonísimos de Opisso, tal como hoy para conocer -por ejemplo- la Francia de la Revolución consultamos los grabados y dibujos de Duplessis-Bertaux, Moreu el joven, Cochin, Boilly, Sant-Aubil, Graveloy y Watteau de Lille'.
La obra de Opisso es fuente de información gráfica obligada para todo aquel que quiera conocer la historia y las costumbres de la Barcelona de las cuatro primeras décadas del siglo actual, años de importantes acontecimientos políticos, sociales, culturales y también deportivos. Opisso fue un dibujante de gran estilo, y destacaba entre los ilustradores gráficos por su exigencia estética. Posiblemente su superior capacidad por el dibujo, en relación a muchos de sus compañeros en las revistas satíricas y humorísticas, y el bajo rendimiento económico de las colaboraciones lo llevaron a dejar de autoexigirse. Este hecho fue sin duda el motivo principal de que Opisso, con condiciones artísticas innatas, se perdiese para el gran arte y no llegase a tener fama mundial".
Acabo de conocer la obra de Opisso y estoy fascinada. Su retrato de la Barcelona de principios de siglo no tiene desperdicio. Hombre culto y refinado, desde muy joven frecuentó ambientes artísticos y literarios en los que sus dotes como dibujante y su capacidad para captar los ambientes fueron muy apreciados.
Fue ayudante de Gaudí; estuvo vinculado al grupo Els Quatre Gats compartiendo tertulia con Picasso, Nonell, Hugué y Casas (espléndidos los dibujos de grupo que os muestro más abajo, Els Quatre Gats antes y después de 1900); trabajó para revistas como La Campana de Gràcia, El Neula, Or i Flama, El Senyor Canons o El Crit, de marcado cariz político, también en revistas infantiles, como La Biblioteca Patufet; en revistas subidas de tono, como El Caloyo. Luego serían el famoso ¡Cu-cut! y el TBO.
Se cuenta una anécdota simpática respecto a su afición a abigarrar el espacio con sus personajes. Dicen que Antoni López, editor de L'Esquella, hombre muy tacaño, le pagaba los dibujos a tanto el personaje. Preguntado sobre cómo hacía para dibujar esas multitudes, Opisso contestó que el elemento fundamental era "el uso infatigable de la goma de borrar".
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