La loba, de Lillian Hellman, la obra de teatro que triunfó en Broadway y que Billy Wilder llevó a la gran pantalla en 1941, protagonizada por una inolvidable Bette Davis, se llama estos días Nuria Espert y se representa en el Teatro María Guerrero de Madrid dirigida por Gerardo Vera, que tras el triunfo de
Agosto vuelve a elegir una obra norteamericana para su despedida del Centro Dramático Nacional. Me hipnotiza la Espert. Después de haberla visto en
La violación de Lucrecia me había quedado con ganas de volver a disfrutarla sobre un escenario, independientemente de la obra que interpretara. Ella es una fuerza de la naturaleza. Os confieso que me pasé gran parte de la obra observándola, llevara ella o no en ese momento la voz cantante. Y no descubrí ni un desfallecimiento. Su mirada, su gesto, transmitía en todo momento, sutil y convincente, los pensamientos y sentimientos de su personaje, tan maleable a los avatares de la anécdota que tuviera lugar sobre el escenario. Me sobrecogió cuando se afila su voz en un susurro de un magnetismo y una fuerza endiablada.
El texto de Lillian Hellman es espléndido. Habla de la ambición desmedida de la familia Hubbard en los Estados Unidos de 1900, nada más concluir la Guerra de Secesión. Una familia de comerciantes nuevos ricos, gente sin moral, que tras apoderarse de las posesiones de una aristocracia superada por los acontecimientos vive exclusivamente para acumular poder y riquezas al precio que fuere. Pero fundamentalmente habla de una mujer, Regina Hubbard, la hermana mayor,
La Loba, un ser despiadado y egoísta, que se siente injustamente tratada por la vida y es capaz de todo por recuperar el tiempo perdido.
El resto de los actores no me entusiasmaron. Por qué gritan? Por qué engolan la voz y resultan tan grandilocuentes? Entre los más discretos, para mi gusto, Carmen Conesa y Víctor Valverde. Y quien me disgustó profundamente fue Jeannine Mestre en el papel de Birdie, cuñada de Regina, un papel hermosísimo que invita al lucimiento y que ella convierte en una charada. Una lástima. Aunque teniendo a la Espert casi sobra todo lo demás.
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