Bésame mil veces, y después otras cien
y de nuevo mil veces, y de nuevo otras cien
y después mil besos más, y otros cien otra vez,
y, cuando miles y miles de veces se cumplan los besos,
no llevemos la cuenta precisa, que no la sepamos,
para que ningún malvado pueda maldecirnos
cuando sepa la cantidad de veces que nos hemos besado.
No recuerdo si fue en 5º o 6º de Bachiller cuando me tocó traducir los maravillosos versos de amor que Catulo (87 a. C.- 57 a. C) dedica a Lesbia. Esta traducción, como podéis imaginar, no es mía: la recoge el blog Letranías y yo, con su permiso, os la traigo a casa junto con El Beso de Brancusi, que hace no mucho pude contemplar en el Guggenheim de Bilbao en una excelente exposición que compartió con Serra y de la que os hablé en su momento.
Da mi basia mille, deinde centum,
dein mille altera, dein secunda centum,
deinde usque altera mille, deinde centum,
dein, cum milia multa fecerimus,
conturbabimus
illa, ne sciamus,
aut nequis
malus invidere possit,
cum tantum
sciat esse basiorum.
No recuerdo haber traducido nada tan bonito en mi Bachillerato, seguramente mi profe no era tan abierto....los besos....el amor hacia Lesbia.
ResponderEliminarMe has metido el gusanillo de profundizar en ello.
Estupendo homenaje a Donna Summer ¡¡maravillosas voces!!
Y no digamos nada de Ella Fitzgerald.
Un abrazo de sesentona