Hace unos días murió Antonio Mingote, uno de los dibujantes más geniales de este país, y todos los medios de comunicación se han volcado en su homenaje. Lo he sentido porque su lucidez y sentido crítico jamás sobrepasaron los límites de la educación y la compasión; porque todas sus viñetas destilaban ternura y hombría de bien.
Por alguna razón su figura va para mi unida a la de mi padre, quizá porque compartían, sin conocerse, muchas cosas, también porque en la casa de mi infancia solo entraba el ABC y mi padre celebraba siempre los chistes de Mingote. Y quizá también por esa edición de La venganza de Don Mendo ilustrada por él, de la que os he hablado, un texto de Muñoz Seca que mi padre celebraba en cuanto tenía ocasión y gran parte de cuyo texto recitaba de memoria.
Elijo estas viñetas entre todas las que estos días se han publicado por la ternura que destilan. Sin texto, no pueden resultar más elocuentes.
Y estas dos por motivos obvios. Y cierro con una anécdota. Hace unos días, comiendo en casa de mis padres, mi madre me entregó varios ejemplares de los diarios ABC y La Razón, que me tenía reservados, para que leyera los homenajes que tirios y troyanos dedicaban a Antonio Mingote, y entre todas las viñetas eligió para llamar mi atención esta con la que cierro, que dice mucho sobre su talante. Esta madre mía, que es capaz de descubrir la primavera en pleno invierno.
Genial Mingote, espero que, donde quiera que esté, no se encuentre con ese eterno "señor de negro" de sus viñetas. Forges publicó otra viñeta muy entrañable en El País como homenaje a su gran amigo que no sé cómo enviarte.
ResponderEliminarMe encanta lo que dices a veces de tu madre,me recuerda cuando yo tenía a la mía. Un abrazo
Una sesentona
Sé la viñeta de Forges a la que te refieres, me encantó, realmente entrañable. Siento que ya no tengas a tu madre cerca, imagino lo duro que es. Por eso procuro disfrutar de la mía todo lo que puedo. Un abrazo enorme.
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