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miércoles, 4 de mayo de 2011

Adiós a Ernesto Sábato


¿Dónde estará mi Informe Sábato? No donde debería estar, desde luego. Algún día tendré que plantearme ordenar la librería. El túnel y, a su lado, Pantaleón y las visitadoras, que se ha colado entre este y Sobre héroes y tumbas. Ni rastro del Informe Sábato, que recuerdo haber hojeado hace años, leyendo fragmentaria y desordenadamente, horrorizada. Quizá esté en los estantes más altos. Veo algún tomo de mayor tamaño junto a los libros de la colección Austral, pero no distingo el título. Qué puede hacer allí? Luego traeré una escalera.

Sábato fue para una generación de españolitos, algo más que un espléndido escritor argentino. Fue un hombre honesto y comprometido, capaz de llevar a buen término una tarea ardua y dolorosa. Tengo la sensación de que, en los últimos tiempos, se me están muriendo demasiados referentes. Debe ser la edad. Mi edad.

















Estos días se han multiplicado los obituarios en los periódicos y, entre todos ellos, me ha conmovido especialmente el firmado por Félix Grande ( a mi juicio, uno de los más grandes poetas y prosistas en lengua castellana), en El País. A él pertenecen estas palabras: "Sólo unas palabras más para despedirlo en el día de su muerte: si alguna vez, en un instante oscuro y deshonesto, olvidamos que el escritor Ernesto Sabato no retrocedió nunca en su tarea de contribuir a la construcción de la libertad americana, ni siquiera cuando a causa de esa tarea era amenazado de muerte, si algún día ese olvido nos emborrona la memoria, que se nos seque la lengua, que las palabras huyan de nosotros, que todos los maestros de la conciencia de la historia de la literatura se nos vuelvan de espaldas y se alejen llorando de vergüenza."


"Y en uno de esos trozos transparentes del muro de piedra yo había visto a esta muchacha y había creído ingenuamente que venía por otro túnel paralelo al mío, cuando en realidad pertenecía al ancho mundo, al mundo sin límites de los que no viven en túneles; y quizá se había acercado por curiosidad a una de mis extrañas ventanas y había entrevisto el espectáculo de mi insalvable soledad". El Túnel.


El muro de piedra. El túnel. Las palabras de Sábato me retrotraen a otros momentos de mi vida, el aprendizaje de la soledad. Y a aquellas palabras de Octavio Paz: "Difícilmente, avanzando milímetros por año, me hago un camino entre la roca. Desde hace milenios mis dientes se gastan y mis uñas se rompen para llegar allá, al otro lado, a la luz y el aire libre. Y ahora que mis manos sangran y mis dientes tiemblan, inseguros, en una cavidad rajada por la sed y el polvo, me detengo y contemplo mi obra: he pasado la segunda parte de mi vida rompiendo las piedras, perforando las murallas, taladrando las puertas y apartando los obstáculos que interpuse entre la luz y yo la primera parte de mi vida."
















Su pintura, tan torturada, me sobrecoge. Aquí os dejo a Dostoievski, Kafka y Virginia Wolf vistos a través de sus ojos, junto a dos de sus autorretratos y un bodegón. Y el trailer del documental Ernesto Sábato, mi padre, realizado por su hijo Mario.


2 comentarios:

  1. Por los túneles paralelos de Sábato, van y vienen las generaciones, por eso se van acabando los referentes. Nos vamos todos los abuelos, pero por el tunel paralelo vienen todos nuestros nietos y nosotros somos sus referentes. Hay que irse dejando un buen referente, y tú todavía eres muy joven y te faltan por lo menos tres idas y venidas. No te apenes, los referentes siempre desapareceran.

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  2. Sobre héroes y tumbas, aquellos personajes, aquellos amores, aquellas auto-interrogaciones. Maravillosa. (De su postura ante los milicos, no es mejor día, tampoco para recordar que Obama hace con Mr Bin lo que Videla con sus presos, al fondo del mar). Lo mejor aquel libro tan impresionate.
    Un abrazo, sol pau

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