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martes, 10 de mayo de 2011

"Los enamoramientos", de Javier Marías


(...) "Tenía una enorme capacidad para disfrutar y - cómo decirlo - ser cotidiana o momentáneamente feliz. No hay mucha, pero hay gente así, personas que se impacientan y aburren en la desdicha y con las que ésta tiene poco futuro, aunque durante una temporada se haya cebado en ellas, a todas luces y objetivamente. (...) Sí, hay quienes no soportan la desgracia. No porque sean frívolos ni cabezas huecas. La padecen cuando les llega, claro está, seguramente como el que más. Pero están abocados a sacudírsela pronto y sin poner gran empeño, por una especie de incompatibilidad. Está en su naturaleza ser ligeros y risueños y no ven prestigio en el sufrimiento, a diferencia de la mayor parte de la pesada humanidad, y nuestra naturaleza nos da alcance siempre, porque casi nada la suele torcer ni quebrar."

Termino Los enamoramientos, la última novela de Javier Marías, que me ha mantenido entretenida e interesada estos últimos días. Selecciono algunos párrafos que me han llamado especialmente la atención:

"Sí, todos somos remedos de gente que casi nunca hemos conocido, gente que no se acercó o pasó de largo en la vida de quienes ahora queremos, o que sí se detuvo pero se cansó al cabo del tiempo y desapareció sin dejar rastro o solo la polvareda de los pies que van huyendo, o que se les murió a esos que amamos causándoles mortal herida que casi siempre acaba cerrándose. No podemos pretender ser los primeros, o los preferidos, solo somos lo que está disponible, los restos, las sobras, los supervivientes, lo que va quedando, los saldos, y es con eso poco noble con lo que se erigen los más grandes amores y se fundan las mejores familias, de eso provenimos todos, producto de la casualidad y el conformismo, de los descartes y las timideces y los fracasos ajenos, y aún así daríamos cualquier cosa a veces por seguir junto a quien rescatamos un día de un desván o una almoneda, o nos tocó en suerte a los naipes o nos recogió de los desperdicios; inverosímilmente logramos convencernos de nuestros azarosos enamoramientos, y son muchos los que creen ver la mano del destino en lo que no es más que una rifa de pueblo cuando ya agoniza el verano...".

No he leído mucho a Javier Marías. Reconociendo que es un buen escritor, no me enamora, y ya no me conformo si algo no logra arrebatarme. A diferencia de cuando era más joven, ahora sí soy capaz de dejar un libro a medias. Quizá valore más mi tiempo, o haya perdido capacidad de deslumbramiento. En contrapartida, si una obra consigue estremecerme, me entrego sin ambages y me dejo empapar hasta la médula. Durante el tiempo que dure su lectura, e incluso algo más allá, viviré bajo su hechizo, apasionadamente embrujada.

Dice Marías: (...) "Es una novela, y lo que ocurre en ellas da lo mismo y se olvida, una vez terminadas. Lo interesante son las posibilidades e ideas que nos inoculan y traen a través de sus casos imaginarios, se nos quedan con mayor nitidez que los sucesos reales y los tenemos más en cuenta". Completamente cierto. Somos más que lo que leemos, pero no sé cuánto más.

1 comentario:

  1. Evidentemente somos mas, somos la suma de lo pensamos, lo que soñamos, lo que aprendemos, lo que leemos, sentimos, sufrimos, gozamos, luchamos, logramos...etc. Somos la lucha por la vida como escribió Baroja, y sobre todo, parte de la energía universal.

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