"Creo honestamente en la capacidad paliativa de la poesía, en
su potencia
consoladora frente a los trastornos y desánimos que pueda
depararnos la historia. En
un mundo como el que hoy padecemos, asediado de
tribulaciones y menosprecios a
los derechos humanos, en un mundo como éste, de tan
deficitaria probidad, hay que
reivindicar los nobles aparejos de la inteligencia, los
métodos humanísticos de la
razón, de los que esta Universidad -por cierto- fue foco
prominente. Quizá se trate de
una utopía, pero la utopía también es una esperanza
consecutivamente aplazada, de
modo que habrá que confiar en que esa esperanza también se
nutra de las generosas
fuentes de la inteligencia. Leer un libro, escuchar una
sinfonía, contemplar un cuadro,
son vehículos simples y fecundos para la salvaguardia de
todo lo que impide nuestro
acceso a la libertad y la felicidad. Tal vez se logre así
que el pensamiento crítico
prevalezca sobre todo lo que tiende a neutralizarlo. Tal vez
una sociedad
decepcionada, perpleja, zaherida por una renuente crisis de
valores, tienda así a
convertirse en una sociedad ennoblecida por su propio
esfuerzo regenerador. Quiero
creer -con la debida temeridad- que el arte también dispone
de ese poder terapéutico
y que los utensilios de la poesía son capaces de contribuir
a la rehabilitación de un
edificio social menoscabado. Si es cierto, como opinaba
Aristóteles, que la “la historia
cuenta lo que sucedió y la poesía lo que debía suceder”,
habrá que aceptar que la
poesía puede efectivamente corregir las erratas de la
historia y que esa credulidad
nos inmuniza contra la decepción. Que así sea."
Así concluye el discurso pronunciado por José Manuel Caballero Bonald en el acto de entrega del Premio Cervantes 2013.
Estoy totalmente de acuerdo con las palabras del maestro. La poesía llena de color los defectos cotidianos. Buena elección Sol.
ResponderEliminarUn abrazo
Muchas gracias, Clara. Un abrazo muy fuerte para ti.
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