Los dueños de perros y un centenar de madrileños que hacen cola a las diez de la mañana a las puertas de la Fundación Mapfre, atraídos irresistiblemente por la pintura impresionista. Una paradoja más: un estilo tan denostado, tan rechazado e incomprendido en su momento es hoy alabado hasta la nausea por toda persona de buen gusto. Ninguna otra época artística inspira tamaña adoración. Don Ramón María del Valle Inclán, muy cerca de la sede de la Fundación, en el Paseo de Recoletos, parece meditar sobre ello.
Parada obligatoria en el Café Gijón para tomar un café y echar una primera ojeada al diario, pese al robo a mano armada que supone pagar por él casi cinco euros. No recuerdo que la última vez que aquí recalé hiciera tamaño dispendio. El resto de los clientes parecen extranjeros, fotografiando con entusiasmo cada rincón. Quizá las nuevas guías de la ciudad hayan incluido este mítico establecimiento entre las atracciones turísticas, y eso haya disparado los precios. Bueno saberlo para no volver.
Continúo mi paseo. Me gusta cuando las ciudades son tomadas por los ciudadanos y se viven, dejando de ser solo un lugar que se atraviesa con el coche camino o de vuelta del trabajo, un escenario muerto. Tumbarse en el césped a tomar el sol, leer la prensa sentado en un banco, jugar al ajedrez con el abuelo. Y para que mi felicidad sea completa, la Feria del Libro Antiguo y de Ocasión ha colocado sus casetas en el Paseo. Qué disfrute. Comienzo el recorrido con el firme propósito de no comprar nada, solo mirar, pero es imposible. Después de renunciar a muchas joyas de precio más que interesante me llevo por tres euros el volumen 2 de los Cuentos Completos de Juan García Hortelano, editados por Alianza en 1992 (no encuentro el volumen 1), y por cinco Una grieta por donde entra la nieve, antología poética de Félix Grande. Nunca puedo resistirme a un libro de Félix, aunque parte de su contenido lo tenga ya en algún otro volumen. Y dos maravillas más: la Guía del artesano, de E. Paluzie y Cantalozella, editado en 1905; y una Historia de España publicado por la Librería Católica de Barcelona en octubre de 1911. Pero de ellos os hablaré otro día. Retomo mi paseo cargando con mi bolsa. Qué barato resulta ser feliz.
Te he acompañado en tu paseo matutino, absorta en tu escrito. He saboreado ese café contigo y he disfrutado ojeando páginas añejas de libros con edición agotada.
ResponderEliminarGracias Sol, por llevarme hasta allí.
Un abrazo
Me encanta que lo hayas disfrutado. Qué gusto tenerte por Mi casa, Clara. Un beso enorme
EliminarSí, Sol, las cosas más gratificantes suelen ser las más baratas.
ResponderEliminarTenías que ver mi pomarada, cuajada de capullos de flor a punto de hacer eclosión; sólo algunas especies tempranas les llevan la delantera y ya han florecido hace diez días.
Hizo ayer un día radiante y esta Arcadia lucía esmeralda (negra, que diría Álvaro Delgado) con incrustaciones blancas y violeta... Estas últimas se van difuminando -las flores del melocotonero van de retirada, así como las del peral y el cerezo, que abrían marcha triunfal a esta dubitativa primavera-. En unos días, la explosión blanca (este año promete una extraordinaria floración) y nuestros valles se van a teñir de blanco y a perfumarse con el tenue aroma de la flor de los pomares. ¿Sabías que estas tienen un aroma parecido al alelí, aunque mucho más sutil? Suelo introducir la nariz en las corolas, a riesgo de que se incomode alguna de las laboriosas abejas que las polinizan y me dejen la napia a lo Toneti (do you remember?).
Dormir en la casa de la aldea y desayunar recibiendo en la cara los primeros rayos del sol, que asoma por encima de la cumbre de enfrente, en la pared opuesta del valle... O esa hora del crepúsculo, cuando algo cansado por los insoslayables trabajos que conlleva mantener en pie lo que tienes, te sientas a tomar una copa de blanco frío y a escuchar una pieza de música que viene del salón... Sidra tengo, pero no soy fanático de ella, ya ves.
No quiero ponerte los dientes largos, Sol. Acabo.
Un beso.
Me das tanta envidia, tanta, que te voy a coger manía. No sabes lo que daría por estar ahí. Mi sueño de siempre ha sido tener un pedazo de mi tierra y una casina desde donde ver pasar el tiempo. Eres muy afortunado, Federico. Mucho, mucho. Y escribes maravillosamente. No te decides a tener tu propio blog? Me encanta leerte. Un beso
EliminarQue paseo mas agradable hemos tenido, Sol. Tu personalmente, yo con los recuerdos de me has traido. Y si, es barato ser feliz, a veces nos cuesta recordarlo. Un beso, guapa.
ResponderEliminarLo mismo siento yo cuando, de tu mano, recorro paisajes maravillosos de tu tierra. Debemos aprender a disfrutar de lo pequeño, que en el fondo es lo más importante. Un abrazo fuerte, David
EliminarHola Sol,luego de hacer el recorrido habitual junto a ti , decidí ver los impresionistas (me gusta Monet,(favorito) Sisley, Cezanne); te alcancé luego en el Gijón y casi me voy de espaldas cuando tuve que pagar el café al cambio, casi $42. Como tú dices,debe ser que los turistas impresionaron de tal manera al dueño que le encontró una nueva veta al local.Confieso que me hubiera sacado una foto sentada allí.
ResponderEliminarPor acá está la 39° Feria del Libro,en el Predio ferial de La Rural, pleno barrio de Palermo. Precios bastante altos en general, pero todavía hay Editoriales que se animan a publicar y hay mucho lector. Curiosidades de libros en miniatura con candadito.El año próximo la Feria del Libro estará en otro lugar (Tecnópolis, megamuestra de ciencia, tecnología, industria y arte, un lugar inaugurado por este gobierno y bastante cuestionado).
En verdad, me atrae recorrer la ciudad y hay mucho para hacer y barato.
He pasado un lindo día primaveral en tu Casa; aquí, se anuncia el otoño, creo, la mejor estación por estos lares.
Besos
Celia Romero
Qué bueno que te haya gustado el paseo, Celia. Quería dedicarte un poema de Benedetti, creo que se titula "Bébete un tentempié". Y después de bebértelo te pones guapa y a recorrer las calles de tu hermosa cuidad, disfrutando de los colores del otoño. Un beso enorme, preciosa
EliminarGracias Sol! es un poema magistral, y lo haré. besos de tu amiga
EliminarCelia
¿Qué te parecieron las Rubaytas de Horacio Martín, de Félix Grande?
ResponderEliminarEnrique,
Adoro ese poemario, Enrique. Todos y cada uno de sus poemas. Si en el buscador de Mi casa, arriba a la izquierda, escribes Félix Grande encontrarás todas las entradas que, por un motivo u otro, le he dedicado. Un abrazo fuerte
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