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lunes, 27 de mayo de 2013

Las santas de Zurbarán en el Convento de Santa Clara, en Sevilla

En el convento de Santa Clara de Sevilla está teniendo lugar una exposición que me hubiera encantado poder visitar. Han logrado reunir un conjunto de hermosas pinturas bajo el epígrafe Santas de Zurbarán. Devoción y persuasión, y han montado la muestra enfrentándolas con los diseños que una serie de modistos como Hannibal Laguna, Francis Montesinos o Juan Duyos han ideado inspirándose en ellas, todo ello bajo la advocación de Balenciaga, el primero que supo ver las posibilidades de los ropajes con los que Zurbarán vestía a sus santas. Siempre me fascinaron estas pinturas, y nunca llegué a comprender el sentido de vestir a santas con la riqueza y fastuosidad de princesas. Santas cortesanas, parece antitético.















Juan Bosco Díaz-Urmeneta, en un artículo publicado el sábado 18 de mayo en el suplemento cultural del diario El País, apunta a que el pintor pretendía, más que convertirlas en emblemas de salvación, mostrar su entereza moral. "Las ropas son, pues, una suerte de aura que garantiza visualmente el autodominio y les confiere una dignidad que, en ocasiones, no posee su rostro."















Brocados, sedas y damascos para vestir a Santa Casilda, con la que abro el comentario, hija de un rey musulmán que llevaba a escondidas alimentos a los cristianos prisioneros de su padre y que cuando fue descubierta convirtió las viandas en flores; Santa Apolonia, que sufrió martirio durante la persecución de los cristianos en su Alejandría natal; Santa Bárbara, virgen y mártir, decapitada por su propio padre por pertenecer al cristianismo; Santa Dorotea, a quien el prefecto romano Sapricio condenó a ser decapitada por negarse a apostatar de su fe; Santa Isabel de Portugal, reina y fundadora de la Orden de las Clarisas.















17 pinturas de Zurbarán se pueden contemplar en la exposición. Sobre estas líneas, Santa Isabel y Santa Catalina de Alejandría, y cierro con Santa Catalina y Santa Eufemia de Calcedonia, que murió a causa de las heridas producidas por un oso en la arena de un circo bajo el mandato del emperador Diocleciano. Me fascinan las truculentas leyendas de la hagiografía cristiana, casi tanto como la belleza de estos cuadros y la suntuosidad de los ropajes.














3 comentarios:

  1. Sol, no coincido con tu visión de conflicto entre santidad/boato. Zurbarán, en medio de la contrarreforma, es incluso demasiado sobrio para la exhuberancia de la época. En un momento en el que las aristócratas con vocación se alojan en los conventos con todo su séquito y su distingudo vestuario, las santas también forman parte de la clase 'elegida', encabezan la élite iconográfica y el ideario contrarreformista no suele rebajarlas estéticamente, evitando voluntariamente que se confundan con el vulgo.

    M. Nogales Orozco

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    1. No sabes cuánto aprecio tu comentario, que me explica perfectamente sus indumentarias. Muchísimas gracias por compartirlo con nosotros. Espero contar a menudo con tus comentarios. Un fuerte abrazo

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  2. Sol, no coincido con tu visión de conflicto entre santidad/boato. Zurbarán, en medio de la contrarreforma, es incluso demasiado sobrio para la exhuberancia de la época. En un momento en el que las aristócratas con vocación se alojan en los conventos con todo su séquito y su distingudo vestuario, las santas también forman parte de la clase 'elegida', encabezan la élite iconográfica y el ideario contrarreformista no suele rebajarlas estéticamente, evitando voluntariamente que se confundan con el vulgo.

    M. Nogales Orozco

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