A la orilla del tiempo
No necesito para estar conmigo,
para reconocerme y encontrarme,
sino estas horas quietas
y mi tranquilo corazón de hoy.
Mucho he vivido ya, mucho he sufrido
en improbables rumbos que de mí me alejaban.
Mas no sé cómo un día me detuve
a la orilla del tiempo.
Dejé que él prosiguiera caminando deprisa,
con su ruido y su furia,
y desde entonces busco en mí a mi ser.
Miro también las cosas,
que no son diferentes de quien soy,
sino nombres parciales de un todo indivisible
que en mi pecho respira.
Al pozo de mi hacienda me asomo cuando siento
en calma el corazón como lo siento ahora,
y de su fondo oscuro brota clara
un agua viva, un agua espejeante,
que sube bulliciosa hasta mi sed.
Os traigo un nuevo poema de Sánchez Rosillo, de su poemario Antes del nombre, dedicado a María, mi hija.
Hermoso objetivo el de cambiar tantas horas confusas por horas quietas para serenar el corazón como dice el poeta. Con todo mi cariño para María y para ti.
ResponderEliminarTe aconsejo este poemario, José. Sé que te encantará. Un beso mío y otro de María
EliminarMe ha gustado. La escritura tan serena como el contenido que retrata.
ResponderEliminarMe encanta mamá!! Muchas gracias. Estrujos y besos, y más estrujos.
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