Ordoño I, después de un día de terrible lucha en que había tenido muchas bajas, aunque rendido de cansancio, se entregó á una fervorosa oración. Apareciósele el Apóstol Santiago y le ordenó renovarse el combate al siguiente día. "Manda á tus soldados, le dijo, que se confiesen y comulguen y mañana ataca á los moros invocando el nombre de Dios y el mío. Yo marcharé á la cabeza de las tropas, montado sobre un caballo blanco, con un estandarte en la mano, y los infieles serán derrotados".
Y así sucedió. Sesenta mil moros perecieron en la batalla llamada de Clavijo, y Calahorra fué tomada por los cristianos. De entonces data este grito de los soldados españoles en las batallas: ¡Santiago y á ellos! No sólo ésta sino otras muchas veces tomó Santiago parte en las batallas de la Reconquista. En agradecimiento del auxilio de Clavijo se creó el Voto de Santiago, ó sea "el tributo de la mejor medida del mejor pan y del mejor vino" que el pueblo español conservó por devoción hasta que lo anularon las Cortes de Cádiz. Nuestros ejércitos, y especialmente el cuerpo de caballería, han elegido a Santiago por Patrón.
Nuevo capítulo de la apasionante Historia de España de 1911 de la que os hablé hace unos días, y que estoy leyendo fascinada. En esta ocasión, La batalla de Clavijo, dedicada a David Hornero.
Hermosa, fervorosa y rigurosa. Como manda Dios.
ResponderEliminar¿A que sí? Jajajaja. A mi me trae loca. Un abrazo.
EliminarOh, muchisimas gracias, Sol. Ya no se hacen batallas contra los moritos infieles como aquellas y si no que se lo digan a Jose Maria. Me ha hecho mucha ilusión. Casualmente la ultima foto de mi entrada de hoy va un poco en la linea. Espero que te guste. Un besote guapa.
ResponderEliminarDe nada guapo, sabía que te gustaría. Un beso grande
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