Meriendo algunas tardes
Meriendo algunas tardes:
no todas tienen pulpa comestible.
Si estoy junto a la mar
muerdo primero los acantilados,
luego las nubes cárdenas y el cielo
-escupo las gaviotas-,
y para postre dejo las bañistas
jugando a la pelota y despeinadas.
Si estoy en la ciudad
meriendo tarde a secas:
mastico lentamente los minutos
-tras haberles quitado las espinas-
y cuando se me acaban
me voy rumiando sombras,
rememorando el tiempo devorado
con un acre sabor a nada en la garganta.
Me ha gustado este poema. Salgo unos dias, Sol, a la busqueda de la sombra del magnifico Lorenzo. Antes lo hubieramos dicho. Ya te contare, hasta pronto.
ResponderEliminarDisfruta muchísimo. Un beso enorme
EliminarSe te echa mucho de menos, Angelín. Mil besos, Sol. (José)
ResponderEliminarMuchos para ti, cielo.
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