"La Chunga", de Mario Vargas Llosa, en el Teatro Español

Con Mario Vargas Llosa me ocurre lo mismo que con otra serie de escritores iberoamericanos cuya obra conocí en la misma época, recién llegada a la universidad, cuando estalló en España el llamado boom latino americano. Aquel deslumbramiento está unido, en mi recuerdo, a mi despertar en muchas facetas de la vida, un tiempo de descubrimientos y vivencias que me conformaron, a los que no eran ajenos sus textos. Tertulias literarias entre amigos, apasionadas discusiones, un universo nuevo pleno de vigor y deslumbrante de vida y belleza en aquella España que aún conservaba tanta sombra. Sus novelas me han ido acompañando a través de los años y, aunque aquel deslumbramiento primigenio se ha atenuado, sigo disfrutando de su prosa vibrante tanto como entonces.

Sin embargo nunca me atrajeron sus obras teatrales, por un prejuicio estúpido, y no he leído ninguna de ellas. Cuando se dio a conocer que Natalio Grueso, encargado de acción cultural del Ayuntamiento de Madrid y, por tanto, de su programación teatral, pretendía subir a las tablas de El Español el teatro de Vargas Llosa sospeché que se trataba más de un golpe de efecto propagandístico que de una propuesta de enjundia. Me equivoqué, al menos en lo que se refiere a La Chunga. Lo primero que he de decir es que el texto es espléndido, los personajes hondos y creíbles, y la historia conmovedora.

Esta se desarrolla en un bar destartalado de los arrabales de Piura, propiedad de una mujer desgarrada que se enfrenta sola cada noche a personajes abyectos, una mujer endurecida por la vida en la que parece no haber sobrevivido un ápice de ternura. Allí se reunen los Incontestables (un chulo, un onanista, un pedófilo y un romántico), juegan a los dados, beben y se provocan. Y una noche aparece una joven de aspecto virginal, la última conquista del chulo. No os desvelo más de la trama. Sí deciros que el trabajo de Irene Escolar como Menchita me pareció espléndido, y sobresalientes los cuatro Incontestables: Tomás Pozzi, Asier Etxeandia (realmente soberbia su interpretación del borracho), Rulo Pardo y Jorge Calvo. No cabe duda que Aitana Sánchez Gijón (La Chunga) es una buena actriz, pero si os soy sincera esperaba de ella algo más. Así y todo la obra es muy poderosa, si tenéis ocasión no la dejéis pasar.

Os dejo con unas escenas y unos comentarios del autor: