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jueves, 4 de julio de 2013

La Filarmónica de Berlín

Recordaba hace unos días Antonio Muñoz Molina, en su artículo semanal en el suplemento cultural del diario El País, que el objetivo del compositor Charles Ives era que la música llegara a todo el mundo porque "en ella estaba expresado lo más generoso, lo más hondo y universal de la condición humana, el poderío originario de la naturaleza, el temblor ante lo ilimitado y lo desconocido".  Creo que ninguna otra manifestación artística es capaz de trastornarme, de removerme y condicionar mis sentimientos como la música.

Ibermúsica, ese lujo impagable que disfrutamos los madrileños, ha cerrado la temporada con broche de oro: con la mejor orquesta del mundo, la Berliner Philharmoniker, con Sir Simon Rattle a la cabeza. Los críticos hablan de su sonido cósmico, de su hondura, de la perfección llevada al límite, de su elegancia. Yo solo sé que la música interpretada por determinadas orquestas te envuelve, te encierra en una burbuja y te eleva, y allí te mantiene, en el aire, hasta el último acorde.

El concierto comenzó con la Obertura de La Flauta Mágica de Mozart, luego un precioso Blumine, de Gustav Mahler, y el Concierto para violín "A la memoria de un ángel", de Berg. Pero, para mí, la cumbre estuvo en la Sinfonía Núm. 3, "Renana" de Schumann. Me debatí todo el concierto entre cerrar los ojos y dejarme arrastrar o disfrutar de la dirección de Rattle, un prodigio de expresividad y comunión con los músicos.

Os dejo con Blumine y la Mahler Chamber Orchestra. Disfrutadlo.

8 comentarios:

  1. Tengo el audio de mi PC desconectado y no puedo escuchar "tu" Blumine. De Shumann, escuchaba este fin de semana su Concierto para piano y orquesta
    en el "auditorio" que tengo en mi casa de la aldea: una antigua cuadra, de techo altísimo, restaurada y convertida en la planta noble del conjunto, en la que pongo a todo trapo el equipo de Hi-fi, sin temor de incordiar a los vecinos.
    Mientras, por la ventana, veía los jirones de niebla (estos no eran de vida) prendidos de la copa de los árboles de la ladera oriental del valle. Acabada la música, salí al exterior y fue entonces cuando percibí otro sonido más acre, el de las sierras de los madereros que talaban un plantío (no se le puede llamar bosque con propiedad, el bosque es otra cosa) de eucaliptos. Cesaba el ruido de la sierra y, segundos después, llegaba a mí el fragor del árbol que se abatía. Era curioso verlo desplomarse sin el menor sonido y que este llegara unos segundos después, cuando el gigante yacía inmóvil en el suelo. Cosas de las leyes de la Física, Sol... Pero también se debe a fenómenos de esta árida ciencia que unas tablas barnizadas, unas crines de caballo y unos alambres, manipulados por la palanca del brazo humano, nos regalen la gloria de un concierto para violín de Bach. Así suele ser: detrás de lo sublime, el esfuerzo y el talento de un homínido, que eso venimos a ser. Por eso no sé si hubiese sido mejor que cerraras los ojos para abismarte en la gran música, y que prescindieras de ver los aspavientos del director..., aunque se llamara Simon Rattle. Siempre he sostenido que se debe besar con los ojos cerrados, para no entretenerse contando las pecas de la amada. Pero qué sabre yo, mi Sol.
    Que disfrutes de tu estancia en Brigadoon; que puedas disfrutar de la playa. Toca Semana Negra, seguro que te dejarás caer por las dársenas de los desaparecidos astilleros. El año pasado tuvimos con nosotros a Ana María Matutes... Por allí andaremos.
    Besos, Sol.

    PD.- Algo que me interesa más que la Semana Negra: empieza este fin de semana el Festival de Música Antigua. Tengo ganas de escuchar al coro El León de Oro.

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    1. Qué envidia siento cuando me hablas de tu casa de aldea! Ese es el sueño de mi vida, tener un trocín de Asturias y una casina, y sentarme a la `puerta a ver pasar las estaciones. En vez de eso, disfruto de esta ciudad, a la que también adoro. No se puede tener todo, aunque yo no dejo de intentarlo...
      Visitaré la Semana Negra, pero me interesa horrores el Festival de Música Antigua, del que no tengo noticia. Cuéntame, por favor. Eres un lujo, amigo mío. Un beso

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  2. Hace tiempo le escuché esta frase a Félix Grande que, por estar absolutamente de acuerdo con ella, anoté cuidadosamente y aquí la rescato: "La música genera la mayor conmoción que puede desarrollar la conciencia humana". Muchos besos musicales.

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  3. El Festival de Música Antigua de Gijón, Sol, es un modesto (no en los músicos y la música) que va por la decimosexta edición. Centrado en el Renacimiento, hace incursiones en el Barroco (mi género preferido). Al socaire de unos cursos de perfeccionamiento en instrumentos tales como la vihuela, el laúd, la guitarra barroca, la tiorba, etc., se dan conciertos en los que los profesores suelen ser los ejecutantes, aparte otros invitados. Tienes información del Festival en su página de Internet; sólo tienes que poner el nombre de este.
    Mi casa de la aldea... También me gustaría a mí, Sol, sentarme a la puerta a ver pasar las estaciones..., pero tener aquello en un estado decoroso exige mucho esfuerzo de mi parte y mucho currelo (son bastantes días de gües, querida). Allí, mi look cambia y, si me vieses, pasaría por un rústico tipo Marlboro. El hacha, la desbrozadora, la podadera, la segadora, el martillo (a veces la hoz), el tosco aliño indumentario, son mis señas de identidad vital. Pero las pausas, los fines de jornada -cansado el cuerpo, distendida el ánima, el baño relajante, la caricia del lienzo limpio en la piel, el vino (blanco) fresco, la risa desatada...(cuánto cuento tengo, ¿eh?)- , los desayunos al sol de la mañana..., sí que son muy agradables.
    Esta inmersión mía en el terruño, esta labor en la Naturaleza, me da mucho y complementa esa otra faceta de mi personalidad tan diferente. Y soy consciente del fortísimo vínculo que me ata a la tierra: a mi tierra, a toda la tierra. Soy un todoterreno, mi Sol; un legionario de Roma que se ha quedado rezagado en nuestras selvas, prendado de alguna beldad (y de la casería del padre, a qué negarlo). La Séptima Gémina puede esperar. Además en Mérida hace un calor que no compensan ni el teatro ni los circenses. Astúrica, patria querida...
    Y te lo cuento sin ninguna gana de ponerte los dientinos largos.
    Besos, Sol.

    PD.- Llamaba ayer "Matutes" a esa dama de las letras de nombre Ana María Matute. Es lamentable que el tirón mediático de los gangsters termine haciendo que equivoquemos el nombre de los intelectuales, que hasta el nombre quieren robarles. Penita.

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    1. Me pones los dientes largos, pero lo celebro por ti. Ese suele ser un currelo muy gratificante, y más ver crecer lo que has plantado con tus manos. Y oler la tierra.
      Ya he investigado sobre el Festival. Veré a qué me puedo sumar, parece atractivo.
      Nos encontraremos por tierras asturianas. Un beso grande

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  4. Esa suerte tendrás; la semana que viene estaré en Barcelona.
    Mua.

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    1. Tampoco es mal sitio, adoro esa ciudad. Disfruta. Muchos besos

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