Estoy tan fascinada con los cuentos de Alice Munro que no me resisto a traeros un extracto de Cara, uno de los relatos agrupados en Demasiada felicidad.
"No quiero decir que me enamorase de Sharon Suttles. Había estado enamorado, cuando apenas había dejado de usar pañales, de una joven criada un tanto marimacho, Bessie, que me llevaba de paseo en el cochecito y me empujaba tan alto en los columpios del parque que casi me daba la vuelta. Y tiempo después, de una amiga de mi madre que tenía un abrigo con el cuello de terciopelo y una voz que parecía emparentada con el cuello del abrigo, Sharon Suttles no era como para enamorarse de ella de esa manera. No tenía la voz aterciopelada ni el menor interés en entretenerme. Era alta y muy delgada para ser la madre de alguien: ninguna curva. Tenía el pelo del color del tofe, castaño con las puntas doradas, e incluso en la época de la Segunda Guerra Mundial seguía llevando melena. Se pintaba los labios de un rojo brillante que parecía muy espeso, como la boca de las estrellas de cine que yo había visto en los carteles, y por casa solía llevar un quimono, en el que creo que había unos pájaros de color claro -¿cigüeñas?- cuyas patas me recordaban a sus piernas. Pasaba mucho tiempo tumbada en el sofá, fumando, y a veces, para divertirnos o divertirse, levantaba aquellas piernas en el aire, una después de la otra, y lanzaba al aire una zapatilla con plumas. Cuando no estaba furiosa con nosotros tenía una voz ronca e indignada, no antipática, pero tampoco sensata, tierna o recriminatoria, plagada de los matices y los indicios de tristeza que yo esperaba de una madre."
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