Alta fidelidad
Entre todos los ruidos de la noche
yo distingo sus pasos. Sé
cómo va vestida, lo que piensa
qué música prefiere. No me importa
su nombre dónde vive
o en la casa de quién y todavía
mucho menos aún qué hará mañana
hacia dónde se irá qué oscuros trenes
la envolverán con su jadeo sordo
qué manos retendrán su mano tibia.
Ella camina ahora y yo la siento
cerca de mí real cansada siempre
con ojos asombrados esperando
que algo nuevo suceda algo que cambie
el monótono ritmo de las horas
un gesto acaso que ella entendería
y no sabe cuál es. Solo la noche
acompaña sus pasos desolados
le da cobijo entre las multitudes;
solo la noche como yo la espera.
Grande siempre José Agustín que también dice:
ResponderEliminarARMA DE DOS FILOS (de Palabras para Julia y otras canciones)
El poema
es un arma
de dos filos.
Uno suave
y el otro
como un grito cortante
como un rayo
incisivo.
¡Ah poeta dulcísimo!
No olvides
esta parte
del poema.
El castigo
es morir por la espalda
degollado
por el segundo
filo.
Mil besos con olor a manzanilla, Sol.
Un poema precioso, José. Muchísimas gracias. Un beso
EliminarRecuerdo un recital suyo en tu Madrid como un momento hermoso. Sentí cuando decidio marchar, pero los poetas son asi. Gracias por traerlo aqui, guapa. Un besito.
ResponderEliminarEra un hombre especial. Yo lo traté un poco en Oviedo, donde iba a menudo. Era amigo de Ángel González, que por pertenecer a la llamada Generación de los 50 congregó a muchos de su quinta en la ciudad.
EliminarMuchos besos para ti, David