En cuanto deposito la maleta en casa me lanzo a la calle, a recobrar los rincones queridos. Camino por Cimadevilla y llego a la Plaza Mayor en cuyo mercado me proveo de los productos de mi tierra. Quien no haya probado una lechuga, unas berzas, unas manzanas asturianas no sabe de su verdadero sabor. Y después, el mar.
Va cayendo la tarde y el cielo se entrevena de jirones de nubes. Escucho el batir de las olas, el graznido de las gaviotas; olfateo el aire.
Mientras paseo por el Puerto Deportivo, ya de vuelta, escucho hablar a mis paisanos, y me enternece su tono cantarín, que me es tan propio. Me siento en casa.
Vaya luces que has capturado, Sol. Y ese mar con esos acantilados... Leyendote uno no puede evitar un desasosiego pensando cuando podra ponerse en marcha. Disfrutalo, amiga. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarLo disfruto extraordinariamente, David. Esta mañana, muy temprano, he dado un paseo precioso por la playa. Estaba la marea muy baja y jugué un poco con la cámara,como siempre sospechando el partido que tú sabrías sacarle a las luces y los reflejos. El otoño es maravilloso en mi tierra: aprovecha la primera oportunidad que se te presente para volar hasta aquí. Un beso enorme
Eliminar