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Cuando a veces uno canturrea acostado en la hierba, debajo de un árbol de buena sombra (no de los odiosos "ocalitos" que nos invaden), nota que le falta fuelle, que la voz no se proyecta sin cierto esfuerzo. Natalie Dessay se curra media aria acostada y como si nada; de esa frágil cajita torácica sale un torrente de voz que pa qué te cuento. Lo que hace la disciplina y el ensayo...
Federico, cómo me alegra verte de nuevo por Mi casa. Te echaba de menos. Imagino que habrás disfrutado intensamente de tu estancia en el sur. Sí, resulta asombroso lo que los directores de escena exigen hoy en día a los cantantes de ópera. No solo deben hacer locuras con su voz, sino que también deben resultar actores más que creibles y poseer una forma física espléndida. Pero lo consiguen ... y es un lujo poder disfrutarlo. Un abrazo muy fuerte, paisano.
Por esa inadecuación del cantante al personaje, me resultó pelín hilarante oír a Dolora Zajic -en el papel de la Princesa de Éboli de "Don Carlo"- maldecir de los desastres que su belleza (?) le había procurado. Algo como ver a la Caballé morir de tisis en un camastro de Montmartre... El viaje al Sur, pese a que hubo días de mal tiempo (nieve en Grazalema), muy gratificante. Siempre me divierto, pues me precio de tener recursos propios que llevo conmigo. Y, aunque pudiera extrañarte (soy versátil y me pirria jugar con cierta ambigüedad) soy un tipo divertido y sé sacar partido de las cosas. Con afecto, Sol.
Sí, resulta un tanto paradógico ver a algunos cantantes en según qué papel. En esos casos es preferible cerrar los ojos y quedarte solo con la voz, verdad? No me resulta nada extraño que seas un tipo divertido. Es más, estoy segura de ello. Divertido, vivaz y disfrutador. Así que, sigue gozando. Un beso
Siempre me pareció un aria de dificultad extrema y Natalie Dessay la interpreta a lo grande, sí señor. Maravillosa la escena del Metropolitan.
ResponderEliminarSabía que te encantaría. Muchos besos, José.
EliminarCuando a veces uno canturrea acostado en la hierba, debajo de un árbol de buena sombra (no de los odiosos "ocalitos" que nos invaden), nota que le falta fuelle, que la voz no se proyecta sin cierto esfuerzo. Natalie Dessay se curra media aria acostada y como si nada; de esa frágil cajita torácica sale un torrente de voz que pa qué te cuento. Lo que hace la disciplina y el ensayo...
ResponderEliminarFederico, cómo me alegra verte de nuevo por Mi casa. Te echaba de menos. Imagino que habrás disfrutado intensamente de tu estancia en el sur.
EliminarSí, resulta asombroso lo que los directores de escena exigen hoy en día a los cantantes de ópera. No solo deben hacer locuras con su voz, sino que también deben resultar actores más que creibles y poseer una forma física espléndida. Pero lo consiguen ... y es un lujo poder disfrutarlo. Un abrazo muy fuerte, paisano.
Por esa inadecuación del cantante al personaje, me resultó pelín hilarante oír a Dolora Zajic -en el papel de la Princesa de Éboli de "Don Carlo"- maldecir de los desastres que su belleza (?) le había procurado. Algo como ver a la Caballé morir de tisis en un camastro de Montmartre...
ResponderEliminarEl viaje al Sur, pese a que hubo días de mal tiempo (nieve en Grazalema), muy gratificante. Siempre me divierto, pues me precio de tener recursos propios que llevo conmigo. Y, aunque pudiera extrañarte (soy versátil y me pirria jugar con cierta ambigüedad) soy un tipo divertido y sé sacar partido de las cosas.
Con afecto, Sol.
Sí, resulta un tanto paradógico ver a algunos cantantes en según qué papel. En esos casos es preferible cerrar los ojos y quedarte solo con la voz, verdad?
EliminarNo me resulta nada extraño que seas un tipo divertido. Es más, estoy segura de ello. Divertido, vivaz y disfrutador. Así que, sigue gozando. Un beso