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miércoles, 19 de junio de 2013

La provocación de Nobuyoshi Araki

Hace unos días os hablaba de la exposición que, bajo el título Flowers Paradise, reune la última obra del fotógrafo japonés Nobuyoshi Araki en La Fábrica, y hacía referencia a la controversia que suscita entre quienes le acusan de misógino, de incitar a la violencia machista y a la utilización de la mujer como objeto sexual, y entre quienes ven en su obra las inquietudes y fantasías de un artista provocador y libre. De lo que nadie parece dudar es de la calidad artística de su obra.











Juzgad vosotros mismos. A mi entender, el arte debe ser juzgado exclusivamente por su calidad, y la moralidad no debe tener cabida en estos lares. Creo evidente la intención de esta obra, que por otra parte se enmarca dentro de la tradición pictórica nipona, aficionada a mostrar escenas de sexo explícito y mujeres maniatadas. El consentimiento de las protagonistas parece evidente, como evidente es la ausencia de dolor, humillación o sufrimiento sicológico en sus rostros.












El arte siempre ha funcionado como catalizador de fantasías, obsesiones e inquietudes, y ni la Lolita de Nabokov incitaba a la pedofilia  ni A sangre fría de Capote al asesinato. Quien se atreve a saltarse las convenciones y mostrarse, merece mi respeto.


6 comentarios:

  1. F. (desde la playa de Sada)19 de junio de 2013, 18:02

    "Lía con tus brazos
    un nudo de dos lazos
    que me ate a tu pecho amor.
    Lía con tus besos
    la parte de mis sesos
    que manda en mi corazón."

    Eso era lo que J.M. Cano hizo Cantar a Ana Belén. Y este músico madrileño seguro que desconocía el refinado gusto de los naturales de Nagoya, aquella industriosa ciudad nipona en la que no se conciben el placer sexual con hembra sino con preámbulos estampados de sutiles flagelaciones y tenues mortificaciones de la carne femenina. Ellas lo aceptan con la morbosa resignación desde la adolescencia iniciática y suelen hallar insípida la relación amatoria con los occidentales: el caso de Cio-Cio San y del tosco Pickerton no hubiese tenido sentido en Nagoya. Qué iba a saber Puccini...
    Quizá por eso la proyección del film "Un hombre llamado Caballo", en el que aparece un Richard Harris colgado de unas sogas que tiran de arpones clavados en la piel de los homóplatos, causó furor entre el público femenino de la región de Chubu. Puede que se trate de un velado gesto de venganza.... aunque no creo.

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    1. Entonces, el gusto por la mortificación de la carne es unidireccional? Vaya vaya, que falta de equidad. Así no vamos a ninguna parte...

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  2. F. (ahora que Justine duerme la siesta)20 de junio de 2013, 20:57

    Leído hoy en El Comercio.es:

    "Lamer el globo ocular de tu pareja para obtener placer sexual. Esa es la última moda que llega desde Japón y que tiene más que preocupada a la comunidad médica. Aunque, según informa el diario La Vanguardia, quienes lo han probado aseguran que proporciona una sensación similar a darse "un beso de tornillo", los médicos advierten de que puede provocar serios daños en el ojo, llegando incluso a producir una ceguera por la gran posibilidad de transmitir bacterias."

    La realidad supera la ficción más descabellada (servidor de ustedes). De modo que los nagoyenses (nagoyanos, nagoyinos,nagoyeses, vaya usted a saber) no resultan tan rarillos por comparación.
    Prefiero a Sade (que además era un ilustrado) a esta manada de chinorris lame (ó)culos.
    Saludos di(per)vertidos.

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    1. Yo también me quedo con Sade. Hay mucho ojo pitañolegañoso, no acabo de encontrarle el aquel. Es que somos unos clásicos, Federico.

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  3. Sí que lo somos: tal que asiduos al triclinio de Lúculo. Aquella debió de ser una manera bien clásica de pasarlo bomba, léanse si no las tablillas con el menú que nos han quedado. Y las sobremesas sincopadas en el tañer de címbalos y crótalos, la copa rebosante, la toga impregnada de sándalo y el pensamiento en una villa de Bitinia (adviértase que no hago mención del cimbreo de cinturas de las esclavas circasianas ni de las sabias manos que prodigan relajantes masajes en las sienes patricias, no sea cosa que me tomes por machista siendo como soy un ferviente defensor de la igualdad de género... dentro de la sublime diferencia). Pero no es menos cierto que parece que he descrito someramente una reunión de amigotes licenciosos, sin hacer mención de las matronas, como si ellas no tuviesen un papel relevante en aquella civilización tan avanzada. Pues sí que disfrutaban a rienda suelta las romanas de mi tiempo (idealizado). Queda el asunto de las que les tocó en suerte ser esclavas..., pero no se puede exigir a aquellos romanos que desplegaran un modelo social sin tacha, máxime teniendo constancia de la barbarie en que vivimos nosotros. Además, un esclavo diligente podía aspirar a la manumisión..., pero un neo-esclavo actual ve cerrado cualquier camino de redención, pues quieren que estos forzados no suelten el timón del arado hasta que el corazón diga basta. Tienen razón los que dicen que las pensiones del futuro están en el aire.
    Sí, Sol, tengo idealizado aquel tiempo y aquella raza. Sé que me equivoco, pero mis películas interiores son cosa mía y falta quien me convenza de que son menos "reales" que la otra realidad que me acecha en la esquina exterior de mi cráneo, para darme un golpe que me lo quiebre definitivqmente.
    Y tú, ¿qué piensas de todas estas cosas tan razonables, Sol?
    Muchos besos te mando, que alguno llegue a destino.

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    1. Pues verás: no me tengo yo por muy razonable, más bien vehemente, caprichosa, montaraz y algo fantasiosa, aunque en esta ocasión me sumo a tu ensueño y me veo apostada en el triclinium, rodeada de frutas, dulces y exquisiteces varias, una copa de vino en la mano y un esclavo imponente masajeándome los pies. Ya escucho liras, címbalos y tubas. Qué sopor más rico... Que duermas bien, Federico. Me han llegado no sé si todos, pero sí muchos besos norteños. Deben ser tuyos.

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