Me gusta la gracilidad de sus figuras, su elegancia y encanto. Un toque de sofisticación y bobería para Mi casa.
!!! Bienvenido ¡¡¡
Gracias por entrar. Antes de irte, echa un vistazo y comparte con nosotros. Nos interesa conocer todo lo que quieras compartir. ¿Has hecho algún descubrimiento deslumbrante? ¿Una película, un poema, un cuadro, un disco? ¿Una ciudad, un paisaje? Ábrenos una ventana y nos asomaremos.
Páginas
viernes, 6 de septiembre de 2013
Antonio López, ilustrador
Me encanta el aire decadente de estas ilustraciones. Doy con ellas en un blog que creo haberos recomendado, Mes couleurs du temps, que trata diversos temas pero siempre con la mirada puesta en la belleza. Las imágenes pertenecen a un artista puertoricense, Antonio López, que de su país natal emigró a Nueva York y triunfó en París. Fueron sus musas Jerry Hall y Grace Jones; cultivó la amistad de Paloma Picasso y Andy Warhol, y murió a los 44 años de sida.
Me gusta la gracilidad de sus figuras, su elegancia y encanto. Un toque de sofisticación y bobería para Mi casa.
Me gusta la gracilidad de sus figuras, su elegancia y encanto. Un toque de sofisticación y bobería para Mi casa.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
"Mes couleurs du temps"... Y vienen en cascada a mi memoria Jean Cocteau, Jean Marais, "La Bella y la Bestia" (que no es un producto Disney, sino que Cocteau versionó sobre el mito un film memorable en 1944), Dadá, Bretón, mon Apollinaire...
ResponderEliminarVidas casi paralelas:
- Apollinaire (el otro) escribió para el teatro "Las tetas de Tiresias".
-Hace años asistía yo a un taller de Dadá y Surrealismo. Me propuse buscar tema para una serie de dibujos y grabados y lo hice a la manera de los surre. Tomé un libro al azar, lo abrí por una página cualquiera y señalé una línea al buen tuntún. Y entonces leí "Tiresias".
Tiresias, como todo el mundo sabe, fue un personaje de la mitología griega. Adivino, ciego y andrógino, pues los dioses le mudaron la condición sexual a capricho.
Ya tenía en motivo central; ahora hacían falta los secundarios y el atrezzo. Y volví a abrir el libro al azar y al azar señalé con el dedo un renglón... Total que cuando terminé el dibujo (futuro grabado) resultó una estampa en la que se veía a un barbado y ciego Tiresias (lo dibujé con gafas de sol) luciendo un escotado corpiño del que brotaban por arriba, como melocotones de cuchillo, los hemisferios de las tetas, separadas por una mata pilosa muy sugerente. Llevaba sujeta bajo el brazo izquierdo una máquina de coser Singer, modelo últimos del XIX. La escena representaba un vagón de tren, el mismo que aparece en uno de los collages de la serie "Une semaine de bonté", de Max Ernst, y en el que se ve asomar por la ventanilla la esfinge de Gizeh. Sólo que en mi obra era un enorme ciervo volante el que asomaba la carcasa por un ángulo del vano. Cerca de la línea del horizonte, una solitaria mesa de quirófano. La elección de estos elementos había sido otro de los azares). Ni que decir que llamé Tiresias al engendro.
- G. Apollinaire (el feo) construía sus "ideogramas" con la tipografía y la caligrafía, de modo que resultaban dibujos muy expresivos.
-Servidor de usted, Sol, viene obsequiando a sus amigos con palomas tipográficas que le han prestado servicios no menores:
Voici une colombe:
..................B
............>>o000o@>
..................B
Y todo esto para decirte, divina criatura, que SÉ por qué me llamas...Apollinaire.
Besos surrealistas, Sol.
Mi Apollinaire querido, cómo no voy a caer rendida en tus hipotéticos brazos con unas misivas tan encantadoras? Quiero ver ese fantástico grabado, quiero. Así que organízate, Tiresias, y házmelo llegar en el pico de esa hermosa paloma. Quedo a la espera.
EliminarNo está de mi mano, Madelaine, ni aunque pudiese iba a hacerlo. Estos universos míos tienen puertas que he sellado a sangre y fuego. Y está escrito que así han de perecer. En el próximo Big Bang, o si no en el otro, quizá las cosas sean distintas. Y si fuese cierto que los espíritus son eternos, que no mueren, en la nueva reorganización de los átomos, en el reparto de la carne y la osamenta, en la diáspora de todos..., quizá haya ocasión entonces de que un Tiresias (aguafuerte sobre cobre, tinta negra, super alfa...) llegue a manos de Sol Pau.
ResponderEliminarPor dar rienda a la imaginación que no quede, ¿eh?
Besos, M.
Tienes mal carácter, Apollinaire, pero así sea. Disfruta de tus enclaustrados universos en soledad, es tu derecho. Pero sigue compartiendo con nosotros cuanto puedas para nuestro solaz y discernimiento. Muchos besos
EliminarMe duele que me hagas esa imputación, Sol. Se nota que no has captado el sentido profundo de lo que he dicho. No se trata de mal carácter y no vivo enclaustrado en soledad (una soledad que a veces echo de menos).
ResponderEliminarCierto que Apollinaire tiene su genio y sus desplantes..., pero no suele darles suelta ante mujeres que le cautivan y que le mueven a sentimientos depurados y exquisitos.
Apollinaire tiene aristas porque se defiende de la intemperie hostil y -cerebral como se precia de ser- tiene un especial cuidado en no herirse o que no le hieran por transitar caminos peligroso. Y no hay caminos más duros de transitar que los empedrados de insensatez.
Además, Guillaume y yo somos unos cobardes peculiares. Cuando en la Gran Guerra nos moríamos de miedo y de asco en el lodazal sangriento de la trinchera, era tal nuestra desesperación y nuestro pavor que nos ofrecíamos voluntarios para asaltar el nido de ametralladoras boche que nos diezmaba. Y aquella acción temeraria, casi suicida, encubría el miedo a tener que seguir viviendo en un infierno enloquecido: mejor un tiro en la cabeza, o un trozo de metralla como el que dejó fuera de combate a G. Pero yo, Apollinaire, no he tenido la suerte de mi amigo y quedé tocado para siempre en el espíritu, y hoy lamo mis heridas y entretengo mi tiempo herido escribiendo en los blogs de mujeres maravillosas.
Alguien pidiera decir que Apollimaire tiene corazón de novicia... Y yo no soy quien para desmentirlo.
Por eso Apollinaire -como Julie Roberts en "Novia a la fuga" siente alguna vez un repente de montar en un jaco y salir de estampida.
No sé si conviene que le demos más sesiones a la comedia, Madeleine: tú dirás, que eres más juiciosas.
Un beso.
Acaba de levantarse el telón, Apollinaire querido, así que sigamos disfrutando de los avatares de la trama y veamos en qué deriva la obra. No suelo abandonar la sala en circunstancia alguna, y menos cuando me tiene subyugada texto y actores. Así que renuncio a Tiresias, me guardaré de más solicitudes, respetaré las pausas y los silencios, y seguiré mimando a tu paloma. Con mis besos
Eliminar