"Se lo escuché decir en una ocasión a mi suegro: "Uno se pasa la primera mitad de la vida vistiéndose, y la segunda desnudándose." Ahora entiendo lo que quería decir, y sé que uno no se desnuda fácil ni ordenadamente, sino que lo hace con brusquedad, dejándose jirones sobre el cuerpo. A esos pedazos que se nos enredan entre las piernas y nos impiden caminar con libertad en la segunda parte de nuestra vida los llamamos memoria. La desnudez deseada sería el olvido."
Vuelvo a Chirbes, una vez más, porque está frase quedó retumbándome en la memoria y me hizo reflexionar. Me recordó a otra que leí, subrayé y creo haber traído a Mi casa en algún momento. (Tenéis que perdonarme si me repito. Debo estar quedándome en cueros porque cada vez recuerdo menos cosas). Esta era de Octavio Paz, y decía así:
"Difícilmente, avanzando milímetros por año, me hago un camino entre la roca. Desde hace milenios mis dientes se gastan y mis uñas se rompen para llegar allá, al otro lado, a la luz y el aire libre. Y ahora que mis manos sangran y mis dientes tiemblan, inseguros, en una cavidad rajada por la sed y el polvo, me detengo y contemplo mi obra: he pasado la segunda parte de mi vida rompiendo las piedras, perforando las murallas, taladrando las puertas y apartando los obstáculos que interpuse entre la luz y yo la primera parte de mi vida".
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