
La mujer y la serpiente ha sido un tema recurrente en el arte a lo largo del tiempo. En la pintura religiosa, comenzando por las escenas del Paraiso. Con el tiempo, la mujer fue suplantando a la serpiente en cuanto a la personificación de la tentación en la cultura judeo-cristiana. Hoy han sido muchos los fotógrafos que han jugado con los dos elementos, contraposición enormemente sugerente desde el punto de vista plástico.




Todas ellas son fotos espléndidas, pero la que encabeza estas líneas, la firmada por Mapplethorpe, me parece realmente excepcional. La línea sinuosa de la serpiente en paralelo con las curvas del sillón, ambos aportando la voluptuosidad en contraposición con el hieratismo del cuerpo femenino, aunque sí permanece la sensación de viscosidad sobre la piel de la mujer. Y esas manos, sujetando-acariciando a la serpiente, en una actitud abiertamente erótica. Una imagen potente, cargada de significación.
Cuelebres...al fin.
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ResponderEliminarDesde Eva. La manzana sólo se quedó con Guillermo Tell.
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