

Y esta fotografía, fascinante. La cabeza tocada por un gran sombrero adornado con flores y un velo que deja entrever los ragos delicados de una mujer, todo feminidad. Un corsé de cuero negro. La rigidez del cuerpo de ella, su gesto mayestático. El antebrazo, de musulatura poderosa, algo masculino. Y el brazo, nervudo, las venas hinchadas en ese gesto procaz, claramente obsceno.


La belleza por la belleza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario