
Hagamos el amor
deshagámoslo luego
y volvamos a hacerlo,
y si después de amar aún queda
una razón siquiera
para atarnos al sol y los zodíacos
de un amor para siempre, devuelve el cinturón al mediodía
y abróchalo en la hebilla que más hiera,
te quiero sin futuro, atrevida, nocturna, sin remedio,
en el pájaro tordo de la risa,
en el calcio empapado de mis huesos,
en la súbita muerte de tus pasos
cuando mires atrás
y sean dos sombras
cogidas del amor,
amordazando el tiempo
La marca...marca.
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