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lunes, 2 de septiembre de 2013

Unas Cantatas de Bach para purificar el ambiente



Los asiduos a Mi casa saben de mi pasión por Bach, el mejor antídoto que conozco contra estos tiempos inclementes que vivimos. Bach es el sosiego, la pura belleza, la paz. Imprescindible volver a él cuando ya comienzan a sonar tambores de guerra. Así que no viene mal para confortar el ánimo unas Cantatas. "El fuego purificador de Bach", en palabras de mi admirado Chirbes. "La música de Bach nos desinfecta por fuera y nos enciende por dentro". Con él os dejo.

6 comentarios:

  1. Hola, Sol; gracias por Bach. Qué pena que no pueda decir que Cristo es mi vida... ¿Es la tuya, Sol? Te conozco tan poco, amiga...
    Esta tarde he de desempolvar un vinilo del Concierto para dos violines de Bach, con Anne-Sophie Mutter y Salvatore Accardo. Ella era entonces tan bonita que te distraías de la música para fijarte en aquellos delicados brazos blancos y en el oscilar del oro viejo de la melena; la cara seriecita, con los ojos casi cerrados...
    Qué poco serios son estos comentarios, ¿eh, meine Madeleine?

    PD.- Al abrir ayer el gallinero (después miré en el palomar), me di de bruces con un extraño pájaro de plumas multicolores. Pensé: "Este bicho es "Curro", la mascota de la Expo de Sevilla del 92". Pero no, que no tenía el pico encintado con tiras de colores. Tuve un impulso y, harto de dar y de recibir besos en la mejilla..., le di un beso en el mismísimo pico.
    Escribo esto mientras suena de fondo TU cantata "Christus, der ist mein Leben". Casi un sacrilegio.
    Besos alados, meine Madeleine.

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  2. Cualquiera que visite con cierta asiduidad Mi casa, y para mi contento tú lo haces, no puede afirmar que me conoce poco. En esta especie de "totum revolutum" está lo más sustancial de mí; lo demás es casi anécdota, puros datos biográficos. Cristo no es mi vida, no. Respecto a Anne Sophie Mutter tengo la suerte de escucharla a menudo en el Auditorio. Sigue tocando como los ángeles (tiene una técnica portentosa) y continúa luciendo un tipo espléndido. Y va maravillosamente vestida (que no es baladí). En octubre vuelve a Madrid junto al pianista Lambert Orkis. Ya te contaré.
    PD. Apollinaire querido, echa a mi policromado amigo del gallinero si no quieres que se pase a todas las gallinas por el ala. No ve sebe. Y sospecho que está en esos menesteres porque no ha regresado a mi ventana, ni con beso ni sin él.

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  3. Pues, ya que tocas el tema, te diré que esta tarde he salido corriendo detrás del burro de alquiler del vecino, caleya arriba. Se escapó del prado -lindante con mi casa- en donde asistía (desde hace casi un mes) a un par de burritas en celo. Es de ver lo delicados y atentos que llegan a ser los burros cuando cortejan y seducen a las hembras; estoy por asegurar que constituyen un ejemplo a imitar para esta grey humana criada a base de pollo al estrógeno. Inenarrable, tú.
    Y llego aquí y me dices que tengo un pájaro de cuenta acosando a mis gallinas ponedoras...Pues de echarlo nada, desde luego.
    Definitivamente vivimos en un ecosistema fuertemente erotizado. Si no fuera porque todo cuanto te rodea parece que está en trance copulatorio, la vida sería más serena y uno no tendría que demostrarse nada a sí mismo. Pero todos parece que quieren echar una carrera contra ti: burros, pollos, crápulas borbones, hasta la duquesa de Alba... Y qué se yo de la vida erótica de Rita Barberá o del mismísimo monseñor Rouco Varela.
    A veces conviene vivir en la ignorancia y conformarse con lo disponible.
    PD.- Después de este desbarre no te mando besos.

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    1. Jajaja. Tú verás, atente a las consecuencias si permites a mi vanidosa ave pernoctar en tu gallinero. Eso sí, comerás huevitos multicolores, qué harían las delicias de Ferrán Adriá.
      Comprendo perfectamente la huída del pobre burrito, después de un mes satisfaciendo las demandas de tres hembras. Eso debe agotar al más pintado. Una falta de solidaridad imperdonable por tu parte devolverlo al redil. Ponte en su piel solo un instante.
      Yo sí te mando besos

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  4. Enfréntate a El y puedo asegurarte que no saldrás indemne. Será un combate a vida. No temas perder nada. Su música es el Templo, el gran edifico que da cabida a todos los afectos. Nada es casual en su música y todas ellas dibujan ramificaciones como un intrincado delta que te conduce suavemente al océano de su simbolismo. Es generoso y desprendido y cada nota te lleva arropado, en un séquito jubiloso o doliente, según corresponda, a encontrarte con tu conciencia. Vivir en su música es hacerlo por el océano de sus tonalidades, todas las imaginables, flotando, gravitando en un Principio atemperado.

    Porque El es el Newton de la música. Porque cada secuencia de su obra es un microcosmos una Summa musical en la que el Hombre, el Universo y Dios se encuentran en Paz y en una sola cosa. Y su Principiae es tan rotundo, tan majestuoso que aunque no creas en ninguno de los tres, aunque hayas perdido la Fe en el Hombre, aunque temas el caos del Universo o aunque Dios no haya venido a reconocerte, hoy o ayer o nunca, entenderás por El y a través suyo, que la vida puede ser un clave bien temperado, su música es capaz de dar sentido a todo lo que conozco, de hacer visible lo borroso y de retirar el vaho de mi cristal.

    Y si es así que consigo reconocer en El la expresión, la emoción, los sentidos, los afectos, las pasiones y los deseos; si es por ello que con-siento que me turbe y que me calme, si es por eso que sus notas me hacen respirar, eso es ¡exacto! simplemente respirar, y noto en su acento musical la caricia, unas veces majestuosa y solemne otras lastimera y quejumbrosa; si es por todo ello que yo noto en mi su presencia, es cierto también que cada vez entiendo más que Bach es Vida.

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    1. Siempre nos queda Bach, un seguro contra la zafiedad, un consuelo. Gracias, enrique, por tus palabras. Un abrazo muy fuerte

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