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"HENRY: Roy Cohn, eres… Te has acostado con hombres, muchísimas veces, Roy, y uno de ellos, o varios, te han contagiado. Tienes SIDA.
ROY: SIDA. Tu problema, Henry, es que estás obsesionado con palabras y etiquetas que crees que significan lo que parece que significan. SIDA. Homosexual. Gay. Lesbiana. Crees que esos nombres te dicen con quien se acuesta uno, pero eso no es así.
HENRY: ¿No?
ROY: No. Como todas las etiquetas, te dicen una cosa y sólo una: dónde encaja un individuo así en la cadena alimenticia, en la jerarquía. No su ideología, o sus gustos sexuales, algo mucho más simple, su nivel de influencia. No a quién me follo o quién me folla a mí, sino quién coge el teléfono cuando llamo, quién me debe favores. Eso es lo que significa una etiqueta. Ahora, para alguien que no entiende esto, yo sería homosexual porque me acuesto con hombres. Pero es mentira. Los homosexuales no son hombres que se acuestan con hombres. Los homosexuales son hombres que, en quince años de lucha, no han conseguido que el Consejo Municipal apruebe una puta ley anti-discriminación. Los homosexuales son hombres que no conocen a nadie y a los que nadie conoce. Tienen cero influencias. ¿Te parece que yo soy así, Henry?
HENRY: No.
ROY: No. Yo tengo influencias, muchas. Puedo coger este teléfono, marcar quince dígitos, ¿y sabes quien estaría al otro lado en menos de cinco minutos, Henry?
HENRY: El presidente.
ROY: Mejor, Henry. Su mujer.
HENRY: Impresionante.
ROY: No quiero impresionarte. Quiero que entiendas. Esto no es sofística, ni es hipocresía, es la realidad. Yo me acuesto con hombres, pero, al contrario que casi todos los demás hombres que lo hacen, yo puedo llevar al tío que me estoy follando a la Casa Blanca, y el presidente Reagan nos sonreiría y le daría la mano. Porque lo que soy depende completamente de quién soy. Roy Cohn no es homosexual, Henry, Roy Cohn es un hombre heterosexual que folla con tíos.
HENRY: Vale, Roy.
ROY: Entonces, ¿cuál es mi diagnóstico, Henry?
HENRY: Tienes SIDA, Roy.
ROY: No, Henry, no. Los homosexuales tienen SIDA, yo tengo cáncer de hígado.
Pausa.
HENRY: Bueno, pues lo que cojones tengas, Roy, es muy serio, y yo no tengo nada que recetarte. En el Instituto Nacional de Salud de Bethesda tienen un nuevo medicamento llamado AZT, que tiene una lista de espera de dos años, en la que ni siquiera yo te puedo meter. Así que coge el teléfono, Roy, marca esos quince números y dile a la primera dama que necesitas un tratamiento experimental para el cáncer de hígado, porque puedes llamarlo cómo coño quieras, Roy, pero todo se reduce a lo mismo: son muy malas noticias."
(...)Leo fascinada El milenio se acerca, la primera parte de Ángeles en América, del que os ofrezco un extracto abriendo el comentario. Su autor es Tony Kushner, uno de los dramaturgos más importantes del siglo XX, por la que recibió el premio Pulitzer en 1992. La obra fue posteriormente adaptada para una miniserie de televisión, protagonizada por Al Pacino, Meryl Streep, Emma Thompson, Patrick Wilson y Mary-Louise Parker, dirigidos por Mike Nichols, y a una ópera firmada por Peter Eötvös. La traducción de la obra corre a cargo de María de Santiago y Jesús Sarmiento.
“Una fantasía gay sobre temas nacionales”, así definió Tony Kushner su estupenda épica sobre el sida, Angels in America, de seis horas de duración, estrenada en Broadway en 1993. Se trata de un alegato lúcido y sarcástico sobre la hipocresía y la doble moral en la América de Ronald Reagan. Se trata de lo políticamente correcto, y de como el poder define lo moralmente aceptable. Del amor, del miedo, de la cobardía, de la culpa. Los diálogos son brillantes y ágiles, de un humor corrosivo. En la acción se solapan las escenas y los escenarios, la realidad y la fantasía. Una obra compleja y ambiciosa que sin embargo discurre con aparente liviandad. Una obra hermosa.
Esperemos que pronto sea representada en castellano. Os ofrezco un trailer de la serie de la HBO.
;D Gracias mamá. Me encanta que te encante.
ResponderEliminarA ti, hija, por el descubrimiento.
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