Durante una hora presencio hipnotizada Far, la última coreografía de Wayne MacGregor al frente de la compañía inglesa Randon Dance. Aprovechando el Festival Madrid en Danza de este otoño me he embarcado en la aventura de descubrir los nuevos trabajos de dos de los coreógrafos más innovadores de la actualidad: Edouard Lock, de cuyo New Work os hablé hace unos días, y Wayne MacGregor con Far. La sala de los teatros del Canal a rebosar de gente joven, muchos actores entre un público entusiasmado a juzgar por los aplausos y vítores con los que premian la representación.
Digo que supone una aventura para mi porque no conozco lo suficiente el mundo de la danza como para interpretar nada de lo que veo. Así que me dejo llevar y disfruto de su belleza y de la calidad que intuyo. Lo meritorio del trabajo es evidente. Y el espectáculo es suficientemente atrayente para mantenerme en suspenso durante los sesenta minutos.
McGregor manifiesta sentirse fascinado por las nuevas tecnologías y las aportaciones de la ciencia, e intenta en sus coreografías investigar en las conexiones entre cuerpo y mente. "Tanto el ballet clásico como la danza contemporánea exigen un entrenamiento físico que busca la perfección. La gente va buscando el virtuosismo, quieren controlar el cuerpo sin prestar atención a la mente. Afortunadamente la ciencia nos enseña lo absurdo de esta dicotomía y toma muy en serio la idea de incorporar la cognición", sostiene el coreógrafo en una entrevista realizada por el suplemento cultural del diario El Mundo. Muy probablemente los entendidos descubran en Far el fruto de esas inquietudes. Yo percibí solo belleza. Os dejo un trailer.
Si has visto una coreografía de Wayne MacGregor has visto todas. Impactó con Chroma y se puso de moda. Ahora se repite en el insustancial movimiento estrambótico donde la belleza es más casual que buscada.
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