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domingo, 11 de diciembre de 2011

La venganza de Don Mendo

Sostiene "la madre Wikipedia" que La venganza de don Mendo, estrenada en 1918 en el Teatro de la Comedia de Madrid, es la cuarta obra de teatro más veces representada en España, detrás de Don Juan Tenorio, Fuenteovejuna y La vida es sueño. Nunca la he visto en el teatro, pero sí muchas veces en televisión, interpretando a Don Mendo actores de la talla de Manolo Gómez Bur, Tony Leblanc o Fernando Fernán Gómez. Muñoz Seca, uno de los personajes más geniales que ha dado este país, inventó el género del astracán en el que inscribió esta comedia cuyo único objetivo es hacer reír al respetable utilizando todo tipo de trucos y anacronismos. Se trata de parodiar un drama histórico mezclando elementos de la época con modos y expresiones de principios del XX. La he leído docenas de veces y siempre vuelvo a soltar la carcajada incluso en pasajes que me sé de memoria. Me lo descubrió mi padre cuando era niña; nos lo recitaba a mis hermanas y a mi imitando con voz y gesto la comicidad de los actores. No necesitaba leer el texto para hacerlo. Aún recuerdo las inflexiones de su voz. "¡Y hoy es martes, gran Dios! ...¡Martes y trece!.../ ¿Por qué el terror invade el alma mía?/¿Por qué me inspira un miedo extraordinario/ esa cifra fatal del calendario?/¡Ah, no, cifra fatal!... No humillaréis/ el valor de Don Mendo; no podréis;/ todos iguales para mí seréis.../ ¡Trece, catorce, quince y dieciséis!."















Hace unos años el Círculo de Lectores lo editó con ilustraciones de Mingote, que acentúan aún más la enorme comicidad del texto. Mingote, maestro del dibujo y del humor al que el Rey ha concedido el título de Marqués de Daroca. Busco el libro en mi biblioteca. Su lectura me alegró la tarde.

Dice el Marqués de Moncada:

"Ha de antiguo la costumbre,/ mi padre el Barón de Mies,/ de descender de su cumbre/ y cazar aves con lumbre:/ ya sabéis vos cómo es./ En la noche más cerrada/ se toma un farol de hierro/ que tenga la luz tapada,/ se coge una vieja espada/ y una esquila o un cencerro,/ a fin de que al avanzar/ el cazador importuno,/ las aves oigan sonar/ la esquila y puedan pensar/ que es un animal vacuno,/ y en medio de la penumbra,/ cuando al cabo se columbra/ que está cerca el verderol,/ se alumbra, se le deslumbra/ con la lumbre del farol;/ queda el ave temblorosa,/ cautelosa, recelosa,/ y entonces, sin embarazo,/ se le atiza un estacazo,/ se le mata, y a otra cosa.

Don Mendo:

No es torpe, no, la invención;/ más un cazador de ley/ no debe hacer tal acción,/ pues oyendo el esquilón/ toman las aves por buey/ a vuestro padre el Barón./

Moncada:

Es verdad. No había caído.../ Vuestra advertencia es muy justa/ y os agradezco el cumplido.../ ¡El Barón por buey tenido!.../ No me gusta, no me gusta."

Os dejo un minuto con el Don Mendo de Fernán Gómez. Antológico.

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