Las Juventudes Musicales han despedido el año con el estreno de Abadón, pieza musical compuesta por Pedro Halffter e interpretada por la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla dirigida por el propio Halffter. Completaba el programa el Concierto en Re menor para dos pianos y orquesta, de Francis Poulenc, y el Cuarteto para piano y cuerdas n, 1 en Sol menor de Brahms, orquestado en 1937 por Schönberg.
Abadón alude al ángel exterminador del Apocalipsis, el ángel del abismo, de la destrucción y la perdición, el ángel de la muerte. Dice San Juan en el Apocalipsis: Y vi un ángel descender del cielo, que tenía la llave del abismo y una grande cadena en su mano. Y prendió al dragón, aquella serpiente antigua, que es el Diablo y Satanás, y le ató por mil años, y arrojolo al abismo, y le encerró, y selló sobre él porque no engañe más a las naciones hasta que mil años sean cumplidos y después de esto es necesario que sea desatado un poco de tiempo." Abadón se refiere al mundo desolado donde habitan los muertos. Un mundo oscuro que la música recrea a la perfección. Me gustó mucho la composición de Halffer, el crescendo de desesperación y sombras, un mundo opresivo de imágenes poderosas que te deja el corazón encogido. Fue muy aplaudida por el Auditorio.
Katia y Marielle Labèque, a quienes veis en la fotografía agradeciendo los aplausos al final de su actuación, interpretaron con pasión el Concierto de Poulenc que yo desconocía y que disfruté, sobre todo en su primer movimiento. Y la velada terminó con el Cuarteto de Brahms al que antes aludí. Lo cierto es que, al ser una orquestación de Schönberg, solo identifiqué la música de Brahms en contadas ocasiones. Llegó un momento en que dejé de buscarlo en las notas y me dejé llevar. Un concierto bonito, aunque en absoluto memorable.
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