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jueves, 29 de diciembre de 2011

La crítica de arte


¿Para quién escriben los críticos de arte en los medios de comunicación? Desde luego no para el común de los mortales que compran el diario y creen entender medianamente el román paladino. Al menos, no para mí. Los que de vez en cuando entráis en mi blog y tenéis la paciencia de leer alguno de mis comentarios sabéis que soy adicta a las páginas culturales de los periódicos y que suelo tragarme los artículos referidos a literatura, cine, teatro y artes plásticas, e incluso disfrutarlos. En general, mal que bien, me entero de lo que el firmante quiere decir, excepto si se trata de un crítico de arte, en cuyo caso, por mucho que me lo proponga, no entiendo ni una palabra. Pienso que quizá no hayan caído en la cuenta de que un medio de comunicación tiene como principal objetivo comunicar, perdón por la perogrullada, es decir, darse a entender a una mayoría de ciudadanos, y ellos lo utilizan para, a través de su críptico lenguaje, comunicarse entre ellos. O será que yo cada día tengo las entendederas más oxidadas. Seguramente.



Un ejemplo. Suplemento de cultura del diario El País del 10 de diciembre. Artículo firmado por Ángela Molina, titulado Una cáscara de nuez. Arranca así: "Arrastrado quizás por la procesión de inenarrables sentimientos frente a la madre muerta, el hombre disuelve su oficio como hijo y sobrevive ahora como artista larvario que excava galerías bajo el suelo en busca de una cámara lúcida. Javier Codesal ha ido infinitamente más lejos que Roland Barthes, y ya no se pregunta "si estamos enamorados de ciertas fotos", como cuando el semiólogo francés, frente a una fotografía de juventud de su madre, fallecida poco antes, se ve mordido por el punctum, ese agujerito en la ansiedad neurótica de la pérdida por donde el tormento deja de ser inútil. La nostalgia del amor materno en Barthes viene de la creencia de que no es a la persona querida a la que vemos; lo que está ante nuestros ojos es el azar de una flecha que punza, la presencia de una ausencia. La fotografía está unida al amor y a la muerte, y sea lo que sea que ofrece a la vista, lo que representa es lo que allí estaba, el indicio del indiferenciado flujo de la existencia."

No sé vosotros, yo lo leí y me quedé de piedra. Busqué en Internet información sobre la exposición Las estructuras elementales que le inspiró este texto, un conjunto de fotografías firmadas por Javier Codesal que se exponen en la galería Casa sin Fin, en Madrid. Las imágenes con las que ilustro el comentario pertenecen a ella. Siento no poder ofreceros el texto completo, no lo he encontrado en la red.

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